Con el aire futbolero que rezuma mi cabeza con todo esto de la Copa Confederaciones, al leer en el título de este curioso cómic eso de Destructor pensé que iba a tratar sobre la biografía de Pepe o de Nigel de Jong. El caso es que luego miré la portada sin llevar los lupos y me pareció ver a una especie de Skrull disfrazado de Punisher. Una vez que me puse las gafas y me tomé la medicación ya mi cerebro empezó a responder y me pispé de que el protagonista de este cómic no es otro que cierto superhéroe que apareció por primera vez allá por 1941 (cuando Marvel aún era Timely Comics)…
Para el que no tenga ni zorra diremos que el origen del personaje es un poco similar al de nuestro querido Capitán América. Su nombre es Keen Marlow, quien fue acusado de realizar prácticas de espionaje en la Alemania nazi. Encarcelado en un recóndito campo de concentración, Marlow se toma un suero de super-soldado obra de otro preso, el profesor Eric Schmitt, un científico alemán anti-nazi. Marlow se convertirá así en un especimen humano perfecto y asumirá la identidad de Destructor para combatir todo tipo de amenazas…
Otro elemento llamativo de esa portada es el hecho de ver el nombre de Robert Kirkman en ella. Hay mucha gente que piensa que el bueno de Kirkman sólo escribe The Walking Dead y el resto del tiempo se lo pasa tocándose los cojones. Pues no amiguitos, aparte de esa magnífica historia de zombies este buen mozo ha guionizado otras cosillas como Brit, El asombroso hombre-lobo, Invencible y también ha hecho sus pinitos para la Casa de las Ideas como por ejemplo Marvel Zombies, Ultimate X-Men y el tomo que nos ocupa en la reseña de hoy…
Aquí en Destructor, junto a su colegota Cory Walker (su compañero gráfico en la antes mencionada Invencible), presentan su obra más adulta y personal. Durante sesenta años, Keen Marlowe ha sido un superhéroe. Ahora, su vida de lucha por el bien está a punto de llegar a su fin. Pero Marlowe no piensa jubilarse sin más. Quiere dejar un mundo más seguro para su familia. Y si para ello debe asesinar a cada supervillano que existe, lo hará.
Por tanto, a lo largo de la historia veremos que Destructor ya no es más que una vieja gloria del pasado, un pobre viejo de avanzada edad pero que sigue con la suficiente marchuquis en el cuerpo como para reventar las cabezas de sus enemigos. Sin embargo, un par de infartos de los que ha podido recuperarse, le han hecho darse cuenta de que ya no es un jovenzuelo y cuando el médico le dice que sus días están contados y su corazón a punto de colapsar en cualquier momento decide que no abandonará este mundo sin antes acabar con sus peores enemigos para que estos no puedan vengarse de su familia cuando él ya no esté aquí para protegerlos. De esta forma, toma esa posición proactiva y se embarca en buscar el paradero de Cicatriz, su archienemigo, que cuando se entera de que Desructor va a por él no dudará en tratar de putearle cosa mala. Por cierto, nuestro protagonista, al igual que el Capi, cuenta con una especie de sidekick, solo que aquí se trata de un negraco de dos metros con pelos en los huevos y que no es otro que el marido de su hija.
Es por ello que un argumento de este jaez dentro de la línea MAX da como resultado toda una ensalada de ostias y sangre por doquier, donde no se escatimará a la hora de mostrar viñetas ultraviolentas y bestiales que muestran que en el afán de nuestro protagonista de no dejar enemigo con cabeza da rienda suelta a toda la mala ostia que lleva dentro (pues al fin y al cabo se está muriendo y no tiene nada que perder). Además el trazo claro y limpio del dibujante Cory Walker resulta eficaz a la hora de plasmar impresionantes escenas de peleas repletas de detalles que acentúan los momentos de acción.
En definitiva, 100% MAX. Destructor me ha resultado un bastante recomendable cómic de ajustes de cuentas y de carácter ultraviolento protagonizado por un viejo marchoso de rudos métodos, el cual resulta curioso de leer si al igual que yo tampoco tenías el placer de conocer al personaje. Una peculiar historia sobre las vicisitudes de un superhéroe viejo, cansado y en el ocaso de su carrera que no quiere abandonar este mundo dejando asuntos pendientes. Y es que resulta difícil poder jubilarse cuando se es un superhéroe con enemigos tan cabrones como los de este pobre hombre…