Es ya un clásico de los viernes por la tarde el salir del curreles cual morlaco que es soltado en la plaza de las Ventas, poner rumbo a casa raudo y veloz para dejar los bártulos del trabajo (esa mochila un día me va a destrozar la espalda) y coger pelas para salir «escopetao» a mi tienda favorita de comics para ver qué novedades suculentas han salido. Y es también todo un clásico el paseo desde Ciudad Lineal hasta Manuel Becerra pasando por la zona de la Elipa y el Pirulí hasta llegar a la tienda e imbuirse del buen ambiente que allí se respira (y es que me encanta pasar un buen rato de la tarde de los viernes allí metidazo). Además que ayer me inquietó la entrada de un grupo de chavaletes de poco más de 16 años que se emocionaron cuando vieron que ya había salido el comic de una colección que supongo deben seguir (me alegró ver que no está todo perdido para esta desesperanzadora nueva generación y que tienen vicios sanos y ven que hay vida y un mundo de aficiones más allá del botellón). Y por supuesto también me agradó ver a un menda cuarentón ahí todo trajeado con pinta de ser un tío con un puesto importante, haciendo sus compras comiqueras mensuales (y es que es lo bueno de este «vicio» que es apto para todas las edades debido a la multitud de géneros que ofrece).
El caso es que ayer era primer viernes de mes, que es cuando salen un buen montón de novedades de las colecciones que hago actualmente, y en principio iba con la intención de hacerme sólo con esas. Pero tal y como ya hablé en un post anterior, uno siempre ve en la tienda novedades que desconoce, de las cuales apenas ha oído hablar y que resultan llamativas. Lo suyo es irse a casa a documentarse en la red sobre esas novedades para en la próxima visita hacerse con ellas si ves que realmente merece la pena su compra. Pero los coleccionistas a veces nos dejamos llevar por nuestra intuición y con solo echar un vistazo a esos comics llamativos de los que no estamos documentados o informados, nos la jugamos y los damos una oportunidad por el simple hecho de que nos transmiten buenas vibraciones. Así que ayer encontrábame yo en la tienda así muy castizo y con mi gracejo natural, haciendo la compra de mis coleccionas «fijas», cuando en una de las estanterías me llamaron la atención unos bonitos tomos editados por Planeta DeAgostini que forman parte de su catálodo
«Colección BD». Esos tomos recogen material europeo en un formato mucho más cómodo de leer, ya que no se trata de los enormes álbumes en los que se suele editar este tipo de material, sino tomitos muy manejables, muy bien encuardenados en tapa dura y sobre todo con una buena relación calidad/precio. Todo el que conoce mis gustos comiqueros es sabedor que yo soy ante todo seguidor del comic americano (poco comic europeo me ha encandilado aparte de
«Blueberry»). Sin embargo, ayer me sentí realmente inquieto observando esos tomitos que ofrecen argumentos y géneros que difieren un tanto a los que yo estoy acostumbrado a leer (ya sabéis que yo soy un marvel zombie acérrimo). Sin embargo, los resúmenes de los diferentes argumentos que pude leer en la contraportada de cada uno de los tomos me resultaron bastante curiosos…; pero sobre todo me encandiló la calidad de dibujo del que suele hacer gala el comic de nuestro continente y que siempre he admirado. Así que una vez que me había hecho con mis compras de comic americano de las colecciones que actualmente sigo, decidí jugármela y llevarme alguno de esos tomos cuyo simple vistazo me había inquietado tanto. Supongo que desde hace tiempo llevo pensando que no está bien encasillarse en leer siempre lo mismo y que nunca está de más ampliar horizontes y dar oportunidades a nuevos géneros.
Así que aproveché esa oportunidad tan buena para hacerme con alguno de esos tomos y me llevé un par de ellos. Concretamente me llevé los tomos titulados
«El santuario» y
«Aldebarán», ya que los argumentos que pude leer en sus respectivas contraportadas me parecieron realmente buenos y sobre todo es impresionante la calidad del dibujo y el exquisito trazo del que hacen gala cada uno de ellos. Anoche estuve leyendo el de
«El santuario» y tengo que reconocer que es angustioso a más no poder. Está ambientado en un futuro cercano y nos viene a contar la historia de un submarino americano (el
USS Nebraska) que en una misión rutinaria descubre un inmenso santuario en las profundidades marinas. Sin embargo ese santuario esconde algo maligno que empezará a ejercer una influencia negativa en los tripulantes del submarino…; pronto empezarán a sufrir enfermedades, problemas psicológicos, desapariciones y todo un sinfín de sucesos extraños. La verdad es que me ha parecido un comic bastante bueno, donde la tétrica ambientación y la atmósfera angustiosa esta conseguidísima a más no poder…, por no hablar de la calidad del dibujo con un trazo detallista y excelente. Así que el buen sabor de boca que me ha dejado este tomito ha hecho decidirme a que en mi próxima aparición estelar en la tienda voy a hacerme con alguno más, porque es una magnífica oportunidad, tanto a nivel de calidad y precio para adentrarse en el comic europeo.
Por último aquí os adjunto un pequeño collage de alguno de estos tomos que me han llamado la atención…; los dos primeros son los que me compré en mi visita de ayer a la tienda. En definitiva, se trata de una serie de tomos recomendados para todo tipo de lectores ya que son historias con argumentos conclusivos con temáticas para todos los gustos (o sino, echad un vistazo al resumencillo que os adjunto debajo sobre cada uno de ellos). Ya veréis como hay algún argumento que os llama la atención…
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