La muy noble y antigua ciudad de Deeneim, erigida en tiempos inmemoriales sobre un DNI caducado de Nuestro Señor José Hilario, el Altísimo, el Misericordioso, se enfrenta a su hora más grave. El enemigo está a las puertas, los centauros del desierto de los tártaros baten la llanura con pezuña de hierro, y sólo un oscuro personaje se interpone en su camino, de nariz afilada y extraña pelambre, capitán por más señas, aunque nunca pasó de recluta. Surgido de ninguna parte y con pocas trazas de héroe o redentor, sabe al menos esto: el tabaco perjudica seriamente la salud del infiel.
El abismo del olvido de Paco Roca y Rodrigo Terrasa (Astiberri, 2023)
El 14 de septiembre de 1940, 532 días después del final de la Guerra Civil española, José Celda fue fusilado por el régimen franquista junto a otros 11 hombres en la tapia trasera del cementerio de Paterna, en Valencia, y enterrado con ellos en una fosa común. Más de siete décadas después, y tras una larga travesía por el lado oscuro de un país acomplejado por su pasado, Pepica, la hija de José, una anciana ya octogenaria que tenía 8 años cuando mataron a su padre, logró por fin localizar y recuperar sus restos para restaurar su dignidad.