Cuando uno considera que el mejor videojuego de rol es el Shining Force II (y con diferencia), está claro que no le das mucha importancia al tema de los gráficos. Así que cuando llegó Kiko y me tuiteó una referencia al Knights of pen and paper, está claro que se me hicieron los ojos chiribitas.
Desarrollado por Behold Studios y anunciado como un juego retro (“Old Style Pixel Art”, que traducido al español quiere decir “gráficos cutres como los de antaño”) de rol por turnos, al ver las capturas de pantalla en la web oficial seguro que dices una de estas dos frases: “¿pero qué mierda es ésta?” o “loquieroloquieroloquiero”… En mi caso (y el de algún compañero de curro) tengo que admitir que fueron ambas.
Así que, aunque sólo estaba disponible para Android e IOS, aprovechando que por casa tenemos una tablet con Android (realmente es de mi santa esposa, pero ya sabéis, bienes gananciales y todo eso), tocó conectarse al Google Play para descargarlo. Para PC y Mac tendrá que acabar saliendo, o al menos eso prometen en la web.
Lo primero de todo, ¡no es gratuito! Que manía tiene la gente con querer cobrar por su trabajo… Pero es que, encima, ¡está en inglés!
Bueno, haya calma, no nos asustemos y desistamos. El juego no llega a los dos euros y el inglés sólo requiere un nivel medio de currículum con algo de nivel técnico friki. Con eso, de largo.
Así que ya está comprado, instalado y listo para probar.
Y tras varios días probándolo, podría decir que el juego está bien, que es un minijuego graciosete y nostálgico, que es entretenido y tal pero que tampoco es la bomba… si lo hiciese, estaría mintiendo como un bellaco, ¡estoy más viciado que un mono!
Y no es que el juego en sí sea muy bueno, no nos engañemos. Es un juego de esos sencillotes, con gráficos en plan antiguo, pixelados a lo bestia; música en plan midi, de esa que desactivas a los 5 minutos de comenzar a jugar para no volverte loco; y el motor de juego tampoco es que sea una maravilla. Pero son de esos que te enganchan, que te hacen recordar todas las partidas de rol en mesa que has jugado, los videojuegos antiguos, los cómics de los caballeros de la mesa de comedor con los que te has sentido identificado, ¡y encima puedes poner a Yoda como DM!
El juego se centra en torno a una mesa con un Dungeon Master a un lado (el gordinflas de la tienda de cómics a la que solemos ir) y hasta cinco jugadores en el otro lado. Puedes guardar varias partidas, cada una con sus propios jugadores (puedes coger hasta tres y comprar dos adicionales… sí, todos los que hemos sido DM sabemos que, en ocasiones, para tener un grupo de jugadores numeroso es necesario pagarles a algunos). Y cada uno de estos jugadores interpretará un personaje, ¡como una partida de rol cualquiera, vaya! Así que podremos tener al jugador John que hará de paladín, a la abuelita que jugará como clérigo y a ET, que será el mago (lo cual es un buen combo porque ET recupera PM automáticamente).
Lo bueno del juego (o lo malo para algunos que esperaban algo más) es su sencillez. No te vas a tener que volver loco en conocer todos los poderes de todos los personajes. Cada profesión tiene 4 poderes, y cada vez que sube de nivel, eliges qué poder subes. Simple.
Puedes elegir entre dos campañas (seguro que en el futuro habrá más :)), con una historia central y múltiples misiones menores, con las que ir progresando. Vamos, como todo juego de rol que se precie.
Y sobre el sistema de juego… gráficamente ya habíamos dicho que no era muy allá (sólo hay que ver que cada ojo del DM está compuesto por dos píxeles negros). Pues el sistema (mejor que motor) de juego tampoco es que sea la rehostia. Pero engancha, que es el objetivo.
Lo primero, el mapa del juego por el que podemos movernos. Un mapa simple de un mundo con distintas zonas a las que desplazarse (de una ciudad al bosque, del bosque a las montañas…). Y ya está. No hay un mapa de cada ciudad, ni bosque laberíntico en el que perdernos, ni cuevas tenebrosas llenas de recovecos. Simplemente verás algunas casas de fondo, o árboles, o una gruta, mientras el DM va describiendo lo que ocurre. Pues lo dicho, ¡como en una partida de mesa de verdad!
Después, las misiones, que irán surgiendo según te muevas de una zona a otra del mapa. Rescatar a un niño que está perdido en el bosque llevarlo de vuelta a casa, vencer a los murciélagos de la cueva, llevar un d4 al palacio de los dados voladores. Y entre viaje y viaje, te enfrentarás a los monstruos que vayan apareciendo.
Y por último, ¿cómo es el combate? Porque, no nos engañemos, jugar al rol es algo más que interpretar, ¡también es darse de leches! (por decir cosas como ésta me pueden quitar hasta 6 puntos de mi carnet de DM). Pues ya lo decíamos al inicio, ¡es un juego de rol por turnos! Es que no me leéis.
Pero bueno, más específicamente, en cada combate TÚ eliges contra qué bichos y contra cuántos te enfrentas. Sí, eso es, en cada combate TÚ especificas la dificultad. En alguna ocasión, el combate estará predefinido y no podrás elegir, pero en la mayoría de los casos sí que lo eliges. Si eres un cagón, pues te pondrás pocos para poder salir victorioso. Si eres todo un Chuck, te pondrás todos lo que te dejen (hasta 7). Una vez iniciado el combate, cada vez que le toque a uno de tus personajes, decides qué hace (ataca a éste, cura a este otro) y la máquina (el DM) elegirá qué hace con los suyos. Simple.
Subir de nivel, mejorar los poderes, comprar pociones y anillos mágicos, comprar nuevas armas al herrero, enfrentarse con los bichos de la zona, hacer de guardaespaldas de un pnj, un juego sencillo que simula todo lo que proporciona un juego de rol.
Pero lo más simpático de este juego es que, además, te permite ir decorando la sala en la que juegas. Chuches en la mesa, una máquina recreativa en la esquina, jugar sobre una mesa de piedra, ¡todo un listado de probabilidades y decoración para obtener unos beneficios u otros en la partida! Incluso puedes cambiar al DM, que si no te gusta como dirige puedes cogerte a Yoda, incluso al Amo del Calabozo (sí, sí, el enano calvete). Unos detalles muy graciosos.
Por desgracia, el juego tiene un problema. Al final las misiones son más de lo mismo, se vuelven repetitivas. Llevar a un personaje de una zona a otra, matar X monstruos de tal tipo, obtener X materiales que te pidan, mientras vas avanzando en el argumento principal (y lineal) de la campaña. Son de esas cosas que a algunos les pueden resultar cansinas después de algunas horas jugando.
Pero ver a los jugadores hacer comentarios graciosos durante la partida e imaginarte ahí, sentado en la mesa, tirando los dados, mientras los pjs van avanzando, hace que te enganche. Y hay que tener en cuenta que estamos hablando de un minijuego, de mecánica sencilla y adictivo, que podría compararse con juegos como el Angry Bird pero no con el Baldur’s Gate.
Resumiendo, un juego muy sencillo, en plan “remember the old days”, gracioso, con detalles frikis nivel 20 y muy adictivo.
Un juego con Fuerza 5, pero Carisma 16. ¡Se merece un 8!
Pues terminará cayendo, ya te lo digo yo.
Por cierto, bienvenido al blog 🙂
Oleee, buena reseña.
Bienvenido a VTL