Análisis: Tomb Raider

Estoy casi seguro que si le preguntas a alguien sobre alguna heroína de videojuegos es muy probable que te responda Lara Croft. Es indiscutible que este personaje se hizo un hueco con toda justicia dentro de los iconos del mundo del videojuego. Aún recuerdo cómo descubrí el primer Tomb Raider en uno de lo SIMOs, allá por 1997, cuando recorría todos los stands con la intención de pillar algún juego al que poder echarme un vicio. La pobre Lara estaba muy sola, no entiendo muy bien por qué, por lo que pude disfrutar de su juego durante un buen rato. En ese preciso momento supe que tenía que actualizar mi pc y hacerme con esa aventura poligonal que me dejó boquiabierto.

Fueron pasando los años y la fama de la saga se hizo impresionante. Los creadores del juego, Core Designs, bajo el sello de Eidos Interactive, vieron en esta marca la gallina de los huevos de oro y comenzaron a hacer juegos como churros. Muchos juegos, muchas tumbas que recorrer y saquear, pero usando siempre la misma mecánica que hizo que poco a poco los juegos no sorprendieran tanto como sus predecesores y fueran perdiendo algo de interés en los consumidores. La etapa de Core Designs terminó con su último juego: Tomb Raider The Angel Of Darkness, que se llevó duras críticas por parte de la prensa especializada e hizo que Eidos comenzara a trabajar con Crystal Dinamics para los nuevos juegos protagonizados por Lara.

Durante la primera etapa de Crystal Dinamics parece que los juegos volvieron a encandilar a la crítica, pero alguien, con bastante buen criterio, terminó decidiendo que había que hacer algo con la saga. La actual generación de consolas estaba ofreciendo juegos que tenían una mecánica parecida a los juegos de Lara, pero daban un paso más allá, proporcionándoles de un toque cinematográfico que le venía ni qué pintado a ese tipo de juegos. Me estoy refiriendo claramente a la saga Uncharted que, como todos sabemos, tiene de protagonista a un buscatesoros con un carisma importante. Era hora de darle un lavado de cara a Lara Croft.

No habéis visto nunca una Lara más guarra (de suciedad, mal pensados).

Después de la introducción histórica que os he colado de la saga Tomb Raider es hora de empezar a habla del último juego de la saga, que como he dicho, se caracteriza por ser un auténtico lavado de cara respecto a la protagonista y al estilo de juego. Crystal Dynamics ha sido la encargada de desarrollar el nuevo título bajo la editora Square Enix (que compró hace unos años a Eidos) inventando una nueva Lara mucho más jóven, inexperta y frágil, donde la acción y la superviviencia toman un nuevo concepto en la saga, relegando a un segundo plano la exploración.

La nueva aventura de Lara se centra en una isla llamada Yamatai, donde naufraga el barco en el que navega nuestra protagonista. Será aquí donde Lara tendrá que comenzar a hacer frente a sus miedos y a convertirse en una auténtica superviviente para poder plantar cara a la terrible amenaza que existe en la isla: un malvado culto que le pondrá las cosas muy difíciles para escapar de la isla.

Esta nueva aventura también incluye un aspecto mucho más adulto y realista. La buena de Lara podrá morir de formas totalmente trambólikas, viéndose claramente, mediante escenas, cómo es ensartada por palos, aplastada por rocas o eliminada por los machetes de los enemigos. Sin censura. A lo grande. Esto ha causado un poco de revuelo, dado que no estábamos acostumbrados a la crueldad en la forma de morir de la protagonista y ver palmar de esta forma a un icono de los videojuegos a muchos les causó ansiedad.

Algunas escenas serán totalmente cinematográficas.

Lo que sí que se ha notado claramente, debido al cambio de mecánicas, es cómo se ha incidido menos en la parte de exploración que caracterizaba los juegos anteriores. Recuerdo estar horas y horas recorriendo túneles y construcciones antiguas en la búsqueda del camino correcto para poder seguir avanzando en la aventura, dividiendo el juego en varios capítulos totalmente separados que impedían volver a zonas ya visitadas en fases anteriores. Ahora disfrutaremos de un mapeado bastante grande que, aunque sigue manteniendo cierta linealidad, nos permite volver a zonas ya visitadas para seguir rebuscando los objetos que nos falten en nuestra colección. Pero como decía, se ha recortado de una manera notable las tumbas donde tendremos que estrujarnos el cerebro para solventar los puzles que se nos plantean, inclinándose la balanza hacia un juego mucho más orientado a la acción.

Otra cualidad que se ha añadido a la saga es el fatídico modo multijugador. Parece que últimamente este modo es incluido en todos los juegos posibles para darle más vida al título. En mi opinión, compartida por mucha gente de este ámbito, hay juegos donde este tipo de modo es prescindible. No quiero decir con esto que esta nueva característica sea mala (porque tampoco lo he probado demasiado), pero me atrevería a decir que en juegos de este tipo el multijugador es ignorado mayoritariamente al cabo del poco tiempo.

Mucho jugón soñaría con ensartar a Lara. Pero no creo que de esta forma.

Tomb Raider se nos presenta como un reboot de la saga bastante acertado, que actualiza el estilo de juego a lo que se lleva actualmente y que le queda ni que pintado. Los amantes de este tipo de aventuras disfrutarán como enanos de una historia mucho más adulta y de una protagonista mucho más cercana a la realidad, que sufre, las pasa putas y que poco a poco evoluciona hacia la Lara que todos conocemos. Un juego totalmente recomendable y que, según se ve en las tiendas digitales del momento, se puede conseguir actualmente a precios bastante apetecibles.