En mis tiempos mozos era bastante dado a cerrar la persiana de la habitación y jugármela a ver a oscuras alguna peli de esas que te dejen más inquieto que recibir una invitación para asistir al bautizo de un Gremlin. Así que el otro día tiré ahí de dvdteca, y armándome de valor cual chulo que se envalentona a lanzarse a invitar a un copazo a una potranca lozana y castiza, me senté a ver este film titulado Área de descanso.
Por su título muchos podrían pensar que esto trata sobre la vida de Pedro León y de Canales en el Real Madrid, pero no van por ahí los tiros. Se trata de uno de esos films a priori prometedores que pretenden ser una combinación de terror, tensión e intriga, pero que desde la primera escena eso ya empieza a despuntar unas trazas muy serias de peli chunga a más no poder. Hace poco me he enterado de que esto tiene una continuación, así que lo mismo si algún día estoy bajo el influjo de algún fármaco o alucinógeno me la jugaré también.
El meollo del film nos viene a contar las vicisitudes de una chavalita muy mona y de su novio, quienes viajan en coche por unas carreteras perdidas de la mano de dios. De pronto, en un alarde torero, les da por hacer una «paradinha» en un área de descanso para que la muchacha eche un meo (pues su vejiga ya no es lo que era). Sin duda alguna, el momentazo en el que la prota accede a los baños de ese lugar da bastante que pensar por el hecho de cómo puede alguien ni siquiera plantearse el entrar a unos WC’s en los que como poco puedes pillar una sífilis, no me jodas. El caso es que cuando la chavalita sale del baño (tras haberse quedado como nueva y haberse quitado 10 años de encima), se percata de que allí ya no está ni su novio ni su coche.
Será a partir de entonces cuando el peso del film recae en la protagonista (Jaimie Alexander) que será la encargada mantener el ritmo de prácticamente la totalidad del metraje, pues aquí no vamos a encontrar el cliché del típico grupo de amigotes en un paraje perdido de la mano de dios y que van cayendo de uno en uno como Felipón. Y es que básicamente el argumento del film se reduce en su mayor parte al de una pobre muchacha acosada por un psicópata, puteándola cosa mala en un lugar tan sumamente aislado que no tiene apenas la más remota posibilidad de pedir ayuda.
Ciertamente he de decir que este primer tramo del film no está nada mal y personalmente creo que tiene sus momentos de tensión por el hecho de ver a la pobre muchacha allí sola con la incertidumbre de no saber qué ha pasado con su coche ni con su novio. Sin embargo, poco a poco ese buen sabor del primer tercio del film se va diluyendo en un cúmulo de paranoias que dan la sensación de que no sabían cómo rellenar 90 minutos con este argumento y se sacan de la manga ciertos momentos…, llamémoslos curiosos.
Me refiero sobre todo a la parte en la que nuestra protagonista acude a pedir ayuda a una familia que viaja en caravana (esta escena es para verla en su salsa porque madre mía), o el momentazo de una tal Tracy «encerrada» en esos baños, que te deja totalmente cartulina (en plan como si estuvieran rellenado película con un guión hecho por jovenzuelos que vienen «emporraos» de la discoteque). Además si uno se para a pensarlo fríamente, ¿qué clase de área de descanso es esa que curiosamente allí no para ni un solo coche en todo el santo día?. ¿Es que los conductores que pululan por allí han tomado mucha coca-cola y no necesitan descansar nunca?. ¿Y porqué a nadie se le ha ocurrido aumentar la seguridad del lugar si en medio de ese área hay un pedazo de cartelón con tantos panfletos de gente desaparecida en la zona?.
En definitiva, Área de descanso me ha resultado un film prometedor en los primeros instantes, pero que al final va cayendo por su propio peso hasta desinflarse por completo. Si queréis ver películas de gente pasándolo mal en carreteras perdidas de la mano de dios, os recomiendo clasicazos como Carretera al infierno, El Diablo sobre ruedas o incluso Breakdown. Y es que este film le deja a uno con la sensación de que el maloso de turno más que un psicópata es un tío cansino con mucho tiempo libre. Además, en esas idas y venidas que hace para volver una vez más a putear a la prota, ¿dónde coño va?. ¿Se va por ahí a echar el ratejo y de pronto decide que le han vuelto a entrar ganas de seguir haciendo rabiar a la pobre muchacha y le da por volver a por otra tanda?. En fin, tantas preguntas y tan pocas respuestas…