Ciertamente he de reconocer que cuando me topé con este film y leí su título no pude menos que pensar que esto iba a tratar sobre un tío gilipichis que va andando por la selva, se mete en una zona de arenas movedizas, se hunde «pa abajo» y ahí se queda el pobrecillo. Pero no amiguitos, Arenas mortales es un film del 2009 que bien podría pasar como una de las típicas pelis de las sobremesas de Antena3, dignas de ver cuando uno está «despanzurrao» en el sofá con el buche lleno y con una modorra similar a la que me entraba a mí cuando veía las tertulias del programa del Garci.
Pero como cinematrográficamente he llegado a un momento en el que ya no me achanto ni ante una peli de «Parchís», pues me senté a ver este largometraje esperando no mandar a tomar por culo demasiadas neuronas alegremente. Y bueno, tras su visionado he de reconocer que cosas más chungas y gilipollescas he presenciado a sangre fría y por amor al arte (donde va a parar…).
El argumento de Arenas mortales nos pone en el pellejo de un escuadrón de infantería de EE.UU, quienes se encuentran en una misión en los desiertos remotos de Afganistán para evaluar la viabilidad de una mina supuestamente abandonada de la zona (es su última misión antes de regresar a los Estados Unidos). En la boca de la mina caen en una emboscada de los talibanes, pero súbitamente un nuevo y más mortal enemigo hará su repentina aparición, para acojone de nuestros protagonistas.
Si uno comienza a ver esta película sin tener ni zorra idea de su argumento, pensará que es otro de esos films de propaganda yanqui sobre la falta que hace la mano de los americanos en esos mundos arabescos. Sin embargo, a pesar de ese arranque tan belicoso con escenas de soldados un poco «flipaetes» en plan Call of Duty, poco a poco la cosa va derivando hacia el terreno de la de ciencia-ficción, cuando entran en escena ciertas monstruosidades que provocarán que los talibanes a su lado parezcan simples niños cantores de Viena.
Y será justamente con todo lo que sucede partir de aquí cuando uno no puede menos que pensar en el hecho de que esto es una copia descarada de aquel mítico film del año 1990 titulado Temblores. Y es que tanto el aspecto de los monstruos, como su forma de moverse bajo tierra y de orientarse por medio del sonido es un calco puro y duro de aquel largometraje protagonizado por Kevin Bacon (eso por hablar de la forma de «volver gilis» a los pobres bichos en el tramo final de la película).
Pero si uno deja de lado el hecho de que es mucho lo han plagiado de aquella a la hora de hacer este film, hay que reconocer que Arenas Mortales al menos cumple en su función de entretener sin llegar a aburrir. Eso sí, quizás hacen un uso excesivo de los «momentos de relleno paquetil» con demasiados diálogos, que provocaran que las apariciones de los bicharracos se cuenten con los dedos (pues seguramente el presupuesto no daba para más). Pero insisto en que a pesar de todo se deja ver…