Conan siempre va repartiendo castañas a diestro y siniestro, vestido con un taparrabos y mostrando su cuerpo para deleite de todas las féminas con gustos culturistas. En cambio, la elección del Cimmerio en cuestión de mujeres es de lo más variopinto, pues o se pasa por la piedra a 4 prostitutas de mala muerte o se cepilla a la hija de un rey. Hay que recordar que Conan es un bárbaro y eso no es sinónimo de idiota. Tiene sus preferencias y si puede, coge de lo mejor lo superior. A ver quién es el chulito que le dice de esa agua no bebas.
Ya que estamos en momentos “Conan”, es hora de hablar de los libros de Robert E Howard, unos de los padres (junto a Tolkien) de la literatura fantástica moderna. Aunque realmente poco tiene que ver el uno con el otro, sin duda marcaron las pautas de lo que tenía que venir después. Con algo de esfuerzo podemos imaginar lo que pasaría en una fusión de estos dos grandes escritores.