Si el otro día alardeaba de mi valor torero al jugármela con una peli Serbia de zombies, una vez más vuelvo a sorprender a propios y a extraños tragándome una peli alemana de esa misma temática. Y es que ya he llegado a un momento en el que me veo lo suficientemente «envalentonao» como para marcarme estas florituras sin inmutarme. Sin embargo, tengo que decir que  la mayoría de las veces uno coge este tipo de películas con la idea de que va a ser un pufo mayor que yo jugando al Fifa, y al final acaban sorprendiendo gratamente (o al menos no decepcionando).

Tampoco quiero decir que Siege of the Dead sea el peliculón de zombies del 2010, pero lo que sí es cierto es que se trata de un film que lo poquito que tiene sabe aprovecharlo de manera notable, lo suficiente como para que su visionado sea una experiencia bastante recomendable.

Como bien ha dicho Kiko en el post anterior, todos los lunes quedamos en su casa para dedicarnos a esos menesteres relatados (hay que comentar al respecto el hecho de las muchas 20 añeras que matarían por estar a menos de 10 metros de la puerta de su casa, llorando  como si las hubieran restregado cebollas por el hocico y suspirando gimetosas ante semejante reunión de especímenes sanos y castizos como somos). El caso es que una de las cosillas a la que solemos dedicarnos los «lunes de vicio» es a ver pelis o series frikis que te cagas, de esas que a cualquier otro ser humano con menos tablas le dejaría con la tiritera. Por lo general solemos elegir la peli entre los dos, pero ayer Kiko se la jugó y ya me tenía reservado este film que le han pasado para degustarlo como se merece mientras nos poníamos gochos con unas hamburguesas que se nos fueron directas a las cartucheras.

Ayer por la tarde en un momento de aburrimiento me senté sin dar guerra ni nada y con un saber estar del copón a ver este film al que le tenía bastantes ganas (no en vano había leído por ahí que resalta como una de las mejores entre las ocho películas animadas que DC ha producido  desde el 2006). Además que después del buen sabor de boca que me dejó en su día la peli de Superman/Batman: enemigos públicos, tenía ganas de volver a ver algo del murciélago. Y verdaderamente si lo que buscas es pasar un rato más que entretenido viendo las andanzas del bueno de Batman en Gotham City, la peli no defrauda para nada (de alguna forma aúna de buena manera dos arcos argumentales de la serie regular como fueron en su día Una muerte en la familia y Bajo la Capucha).

La peli arranca fuerte con una tensa situación en la que se encuentra el pobre Jason Tood (el segundo Robin), a quien el Joker le está haciendo pasar un rato un poco desagradable.

Desde hace ya un tiempecillo llevaba queriendo ver esta película, pues es uno de esos films que con sólo mirar la carátula del dvd ya le da a uno buenas vibraciones. Sin duda alguna, lo que más llama la atención es el buen reparto que tiene, pues aparte de actores conocidos  tales como Matt Dillon, Jean Reno o Laurence Fishburne, hay también otros que no recuerdas su nombre pero cuya cara te suena de haberlos visto en otras pelis o series (tales como Sucre de Prison Break o el colega de Kevin Bacon en la peli de Temblores).

Otro elemento que me llamaba la atención de esta película  es el grato recuerdo que me dejó en su día cierto largometraje en el que había también furgones blindados de por medio: la magnífica Hard Rain (un film que me metí a verlo al cine un poco de paquete cuando la estrenaron, y me acabó sorprendiendo muy gratamente).

La verdad es que en este nuevo año me he propuesto ser un tío más castizo y más «echao p’alante» en lo que a cine se refiere, y ayer nuevamente lo demostré viendo una peli Serbia de zombies (bueno, en este caso son infectados). Y es que ahora mismo tengo un aplomo que me la juego casi con cualquier peli chunga de estas, así que cuando cayó en mi poder este film titulado Zone of the dead (que también encontraréis como Apocalypse of the dead) no me hice el remolón y me la jugué como un tío sin pensármelo dos veces.

Lo primero que hay que comentar de ella es que cuando uno empieza a verla es inevitable no percatarse del aire ochentero y pseudo-casposo que rezuma el film, pero en conjunto resulta una película pasable que no es tan mala como uno podría pensarse desde un principio. Todo comienza en el pueblo industrial de Pancevo,  cuando accidentalmente se libera un gas tóxico transportado en el contenedor de un tren, por culpa de una panda de gilipichis que no tienen nada que envidiar a la niña de «la he líao parda».