Seguro que tras ver la portada del cómic de la reseña de hoy muchos pensaréis que vaya un cacho pedazo de gilipollas que estoy hecho al haber puesto ahí una imagen sin el título del cómic en cuestión. Pues en mi defensa diré que la portada del tomo es así tal cual, con la silueta de un gachó sobre un fondo que parece el canal plus codificado (que seguramente a muchos os traerá recuerdos por la famosa peli porno).
El caso es que por si aún queda algún perla que no se ha enterado, le diremos que el título no es otro que Codeflesh, compuesto por la dupla artística formada por el gran Joe Casey y Charlie Adlard. Este último os sonará a muchos por el hecho de ser el dibujante de esa seriaza titulada The Walking Dead, mientras que al bueno de Casey yo personalmente lo tengo en un altar desde que en su día leí aquella mítica saga que se marcó durante su etapa en los guiones de los Wildcats y que llevaba por título Serial Boxes. Además que últimamente las series de Image Comics están muy de moda entre los frikis, motivo que me ha influido también en su compra…
Para el que no tenga ni guarra de su argumento diremos que Codeflesh nos pone en el pellejo de Cameron Daltrey, un agente de fianzas de Los Ángeles. Su especialidad son los criminales con dotes de persuasión súper humanas, de esos que raramente acuden a sus citaciones del juzgado. Así es como Cameron lleva una interesante doble vida: agente de fianzas de día, cazarrecompensas enmascarado de noche.
De esta forma, a lo largo de las páginas de este tomo asistiremos a las inquietantes andanzas de nuestro protagonista, que bajo esa apariencia de un apacible agente de finanzas se esconde una doble identidad de enmascarado que actúa de cazarrecompensas con los delicuentes que no se presentan a tiempo para la vista en el juzgado. Todo ello a través de un curioso retrato que nos hará Casey sobre Cameron, cuyo principal rasgo es el de ser una persona encerrada y ensimismada en su trabajo, haste el punto de estar a punto de cargarse su relación con la guapa Maddie (una stripper de toma pan y moja).
Por tanto, la historia se centra en su mayor parte en los peculiares trabajitos a los que se tendrá que enfrentar nuestro protagonista como enmascarado, teniendo que dar caza a una serie de «bichos raros» con poderes de lo más variopinto, pero en todo momento quedará patente el hecho de que aunque Cameron no es un tío con super habilidades tiene un montón de recursos y mucha sangre fría para dar caza a su objetivo. Y por supuesto, otra buena parte del argumento se centra también en la relación amorosa de nuestro protagonista con Maddie, siendo partícipes en todo momento de la manera que tiene Cameron de pifiarla, por dar prioridad a su trabajo en lugar de pasar la mayor parte de su tiempo con la mujer que ama.
Todos estos elementos hacen de Codeflesh un tomo bastante apto para los amantes de los cómics con ciertos tintes noir, un género en el que Casey ya ha demostrado en anteriores ocasiones que se mueve como pez en el agua. Además, esa estructura que nos presenta en la que cada capítulo viene a ser algo así como un nuevo encargo en el que nuestro protagonista deberá dar caza a uno de estos supertipos raros (repleto de ostias y de mamporros) le otorgan al cómic un ritmo muy entretenido en su lectura. Además nos deja la moraleja de que no es bueno ser tan adictos al trabajo si ello supone sacrificar otras cosas importantes, así que aplicaos el cuento vosotros, chavales…