
Y es que hay que reconocer que están muy conseguidos esos escenarios de aspecto totalmente desolador, sumidos en la oscuridad y plagados de basura; edificios en ruinas con agujeros en las paredes, viento que arrastra papeles en los exteriores, desorden por todos lados. Y un extraño alquitrán negro que puebla algunos puntos concretos del escenario. Y es que detalles tan simples como una sombra que se mueve en la otra punta de la habitación consigue que agudicemos todos nuestros sentidos, así como con los ruidos, los crujidos, las luces que se apagan a nuestro paso; todo está presente por un solo motivo: ponernos los pelos de punta y que nos mantengamos alerta (sobre todo si se juega con la luz de la habitación apagada y con el volumen a tope). A todo esto hay que unirle el hecho de que los enemigos a los que nos enfrentamos son imprevisibles, pues se mueven y se ocultan tras las columnas esperando a que pasemos por allí para cogernos desprevenidos. Me ha encantado un detalle del juego en el que abrimos la puerta de una habitación, entramos en ella y gracias al espejito del baño, justo enfrente de la puerta, vemos el reflejo de un ser inmundo a punto de asestarnos un golpe por la espalda (todo en cuestión de escasos segundos, lo cual te causa sobresalto y nos obliga a tener una reacción rápida). En definitiva, un juego muy recomendable plagado de escenarios oscuros, terroríficos y desconcertantes y que hacen de él una compra muy apetecible para los amantes de los survival horror.