Destrozando Mitos: Snoopy

¿Quién no ha oído hablar nunca de Snoopy?. Sí, me refiero a ese puto perro mudo, borracho y degenerado. Esa imagen dulce e inocente que todos tenemos del puñetero perro éste es una farsa. Hace mucho que no se sabe nada de la mascota de Charlie Brown, y no es más que por ocultar su estado actual. Y es que la fortuna que ha amasado el jodío perro supera a la de Pancho, el perro de la lotería. Como suele ser habitual en las mentes débiles, el dinero le ha corrompido según han ido pasando los años. Sí, lo sentimos, pero en Vas Tú Listo aprovechamos este tipo de oportunidades bajunas para lucrarnos y seguir codeándonos con el alto standing. ¿Que no nos creéis?. Pues nada, echad un ojo a lo que viene ahora…

Los años posteriores a su gran exitazo fueron años en los que Snoopy radiaba felicidad por los cuatro costados. Estaba rodeado de amigos que le hacían la rosca y le daban cariño. Tristemente se comprobaría más tarde que eran simplemente unos falsos que se acercaban a él para conseguir sacarle lo que podían. Aquí le vemos con su amigo Woodstock, disfrutando de cuando el chucho tenía los bolsillos llenos.

Hacía lunes molones con sus colegas y se hinchaban a comer

Los excesos hicieron que poco a poco el pobre Snoopy engordara como un cerdo, debido a su vida pausada y sedentaria. Pasaba horas y horas viendo sus propios vídeos, disfrutando de su éxito.

Snoopy zampando risketos mientras veía porno.

Si no se tiene cuidado, el éxito y las malas compañías pueden incitarle a uno a coquetear con las drogas y al alcohol. Al ser un perro, el pobre animal no daba para mucho, por lo que era presa fácil para caer en todo tipo de vicio. Las juergacas que se corría el cabronazo eran cojonudas y empezó a tener una fama de cierrabares totalmente justificada. Se pillaba unos moraos a absenta que ni la Masiel.

Tuvo una época en la que le llamaban el colillas

La vida de desenfreno le fue corrompiendo por dentro y lo que al principio le satisfacía terminó convirtiendose en hastio y monotonía. Empezó a acosar a la peña, empezando primero con sus amigos más cercanos. Muchos de ellos se dieron cuenta del continuo demacramiento de Snoopy, y poco a poco fueron dejándole solo.

¿Me dejas que te huela el trasero?

Los continuos rechazos de sus amigos le hicieron buscar sexo donde podía. Con el poco dinero que tenía consiguió pagarse una subscripción anual a la Playboy, con la que se satisfacía cuando el estres hacía mella.

Pasó de la suscripción a Jara y Sedal a la de Playboy. El chucho se sentía humano.

Y de ver culos y tetas en papel, pasó a la acción. La fama de juerguista y de derrochador se extendió por todos los lugares conocidos y todas las listillas intentaban echarle la correa. El pobre, que no se daba cuenta de nada, caía en la trampa continuamente. Se rumorea que incluso tuvo algún que otro idilio con personajes de la farándula.

Snoopy, pillado acosando a Kate "Perrylla"

Cuando ya todo le daba igual, y las drogas y las juergacas le pasaron factura a su condición mental, el chucho empezó a buscar consuelo donde podía. Llegó un momento en el que le daba igual ocho que ochenta. Se le veía frecuentar los peores barrios de su ciudad, buscando los más bajos bares de alterne para satisfacer sus más oscuros deseos. Se le piró la pinza…

Ahora sabemos cómo se costeaba los videojuegos Charlie Brown.

Poco sabemos de su vida durante estos últimos años, pero se teme lo peor. Corren rumores de que pasa las noches tirado en una perrera, pero nadie ha arrojado luz sobre el asunto. Si alguien lee esto y conoce el paradero actual de Snoopy que no los cuente. Tememos por su salud.