El original tema del futuro post-apocalíptico vuelve con esta cinta, basada en la saga literaria de Verónica Roth, en la cual la humanidad ha sobrevivido por los pelos a las guerras que casi acaban con ella. Y algunos de los más grandes redactores de este humilde blog nos ataviamos con nuestras mejores galas, nos peinamos las cejas con un poco de saliva, nos atusamos los pelos, nos lavamos la sobaquera y pusimos rumbo al cine para ver si esta película estaba tan requetebien como nos habían chivado algunos compañeros de la narco-sala a la que acudimos todos los jueves de cada mes a por nuestra dosis de metadona…
Para evitar semejantes conflictos armados, mantener la paz y el equilibrio, se ha dividido la sociedad en 5 distritos o facciones:
– Abnegación – también conocidos como los ‘pringaos’, porque son los que ayudan y se preocupan por todos excepto por ellos mismos
– Cordialidad – los fumaos, viven en comunas hipis cultivando todo tipo de vegetales y plantas, (sí, de esas también) y les gusta estar en contacto con el campo y la naturaleza
– Erudición – las ratas de biblioteca. Son los empollones, sabihondos, científicos, investigadores, etc. En teoría los más listos del lugar
– Osadía – los malotes, forman el cuerpo de defensa del resto de la sociedad. Son como la policía y el ejército juntos
– Verdad – los que se preocupan por la justicia de verdad de la buena. Se supone que no mienten jamás (habría que verlo)
Estas facciones funcionan como sectas alienantes, donde les lavan el cerebro para que se olviden de sus orígenes y su familia. Para esto tienen el contundente lema de ‘facción antes que sangre’. Cabe destacar que cada facción lleva una indumentaria típica para distinguirse cual tribu urbana, entre la que destaca la chupa negra de cuero de los malotes.
Cuando los adolescentes cumplen 16 años, les someten a un test que dará un resultado según sus dotes y personalidad, indicándoles en qué facción encajarán mejor. Podrán optar por seguir en la facción donde nacieron, o elegir otra distinta, pero una vez hecha esta elección no habrá vuelta atrás.
Además, si finalmente no lograran ser aceptados en la facción elegida, pasarían a engrosar las filas de los rechazados, la sexta facción que aparece, aunque esta no sea oficial, ni tenga su propio logotipo (una lata de cerveza), ni líder, ni nada. Son los que viven en la calle, hablando claro.
Los protagonistas son una familia estilo ‘amish’ formada por el matrimonio y sus hijos Beatrice y Caleb, que viven en el sector de abnegación. Al cumplir los 16, estos últimos deben tomar la decisión más importante de sus vidas. Y hasta aquí puedo leer, porque no voy a contar qué facciones eligieron para no mermar el poco interés que tiene la película.
Incluso antes de verla, y en función del guión, uno ya piensa que hay ciertas similitudes con otra saga de tipo futurista como es ‘Los juegos del hambre’. Está claro que la intención de los productores es crear otra trilogía más de consumo rápido, y ambientada en un futuro un tanto pesimista, para llenarse los bolsillos con total descaro.
Los ingredientes principales son romance adolescente y acción, lo que acaba produciendo una peli bastante predecible e insípida. No es una mala película, porque las hay mucho peores, pero si llega a haber una segunda parte, el director Neil Burger (sí, el señor Hamburguesa) lo tendrá fácil para hacer algo mejor, porque el listón ha quedado realmente bajo. Lástima que me haya mordido tanto la lengua, porque esta cinta es ideal para darle cera por todos lados.
Y poco más que añadir. Uno de los atractivos de esa supuesta segunda parte sería saber qué hay detrás de la enorme valla que deben defender los malotes osados. ¿Estarán Terminator y compañía amenazando a la humanidad?
Un último apunte: como curiosidad hay páginas en internet donde se puede hacer el test de personalidad para saber a qué facción deberías unirte. A mí me salió la de los sintecho, los únicos que viven en libertad. Era de esperar.
Más información:
http://www.filmaffinity.com/es/film242952.html
http://www.labutaca.net/peliculas/divergent/
¡Hala qué mentiras!. Si me dijiste que te moló mazo