Supongo que la gente metida un poco en el mundillo de los videojuegos sabe que el E3 es la convención de juegos de PC y consola más importante de la industria de los videojuegos, y que tiene lugar todos los años en el Centro de Convenciones de Los Ángeles, en la ciudad de Los Ángeles, California. El caso es que ayer, indagando por la red en una página de videojuegos, me encontré una noticia que provocó que se me empañaran los ojines de la emoción y que dice algo como esto: «Nuestros compañeros de Eurogamer.net nos acaban de confirmar que este año volverán las famosas «babes» del E3. Sí, esas chicas que van ligeras de ropa y que están en los stands enseñando… los juegos a los periodistas». Y es que, a colación de esta noticia, hay que recordar que en 2006 se prohibió contratar modelos para llamar la atención en los stands. Si se rompía esa norma el multazo que podía caer a los representantes de esos stands consistían en la friolera de 5000 dólares. No hace falta decir que las críticas a tal decisión fueron inmensas, ya que uno de los grandes atractivos de esa convención era ver a las mozas lozanas y modeluquis de allí. Todo esto me recuerda la época en la que mi colega Kiko y yo íbamos todos los años al SIMO, no sólo por visitar como locos el pabellón dedicado a los videojuegos, sino por presenciar a las pedazo de jacas que había en algunos stands, y a las que gustosamente los tíos cogíamos toda la publicidad y panfletos insulsos que las muchachas quisieran darnos (vamos, igualito que a los sudamericanos que reparten en el metro). Así que hablo en nombre de Kiko y mío cuando manifiesto mi satisfacción porque el E3 haya recuperado de nuevo su grandeza, volviendo a situar en los stands a jacas como las de la foto adjunta (pibonacos y las últimas novedades en videojuegos…, ¿qué más se puede pedir?).