El mes de Agosto se me antoja plagado de pelis que me gustaría ver en los cines. Voy a tener que ir preparando la tarjeta de crédito porque va a echar humo con todos los estrenos que me apetece ver: Capitán América, Paul, Super 8, Conan el Bárbaro y alguno más que seguro que me dejo en el tintero. La economía no da para tanto, pero tendré que hacer el esfuerzo de vérmelas antes de que desaparezcan de las salas. El pasado miércoles me pasé por los cines de mi barrio para deleitarme con El Origen del Planeta de los Simios, precuela del clasicazo de Charlton Heston, y que me apetecía ver porque tenía una pinta estupenda.
Tengo que reconocer que no quería ver la película sin haberme visto antes todas las anteriores, ya que estaba seguro que esta nueva edición tendría mogollón de referencias a las pasadas películas. Al final no me las vi, y no me equivocaba. La primera de todas ellas sí que la vi pero hace siglos, por lo que no me acordaba demasiado bien. Así que si vosotros queréis disfrutar bien del origen al menos deberíais veros la primera de ellas. Yo me las veré todas la semana que viene, que me he flipao con los monillos. ¡Ay los monetes!
Pues bien, supongo que todos vosotros habéis visto El Planeta de los Simios (si no es así ya la estáis viendo). Como sabéis, en esa peli se muestra cómo los simios evolucionan hasta tener inteligencia y se hacen amos y señores de la Tierra. Esta precuela trata de explicarnos cómo los monetes llegan a ese punto, y cómo empieza a aparecer los síntomas de inteligencia en ellos. Will Rodman es un científico que está desarrollando una droga o virus capaz de luchar contra una de las lacras que merman nuestra sociedad: El Alzheimer. Experimenta con dicha droga en simios, muy parecidos ellos a los humanos, y pronto descubren que el llamado virus ALZ-112 es capaz de dotar de inteligencia a los peludos amigos. Por causas del destino, Rodman termina con un monillo en casa, de nombre César, y se da cuenta que poco a poco su inteligencia se va asemejando más a la de los humanos.
Es curioso cómo se nos propone que «la culpa» de que los simios tengan inteligencia sea causa de los propios humanos, que como ya sabéis, supondrá en un futuro que los monillos sean la raza dominante de la superficie terrestre y traten a los humanos como animales. Es una clara venganza al abusivo trato que el ser humano da a los animales, encerrándoles en jaulas e incluso experimentando con ellos. El simio que es dotado de inteligencia pronto se dará cuenta que los humanos no tratan nada bien a los suyos y decide unir a todos los simios en una revolución contra la raza humana. Pero no para batallar contra ellos, si no para conseguir su ansiada libertad.
La película está llena de referencias a las películas anteriores y me jode mogollón porque no me enteré de muchas. Una de las pocas y más claras es cuando se dice por la televisión que está despegando una nave de camino hacia Marte. Se presupone que dicha nave es la que despega en la primera parte con Charlon Heston dentro de la tripulación y aterrizan en un planeta lleno de peludos. Si os apetece podéis echar un ojo a varios guiños y referencias aquí, pero os aconsejo que sólo lo veáis si ya habéis visto todavía El Origen del Planeta de los Simios, ya que se cuentan varios spoilers.
Tampoco voy a enrollarme más, sólo para deciros que me ha parecido una muy buena película, muy entretenida, y que cuenta de una forma bastante coherente la forma en que los simios se revolucionan y hacen frente inteligentemente a la raza humana. Los que hayan visto todas las demás películas de la saga seguramente la disfrutarán más. Lástima que yo no lo hiciese.
ACTUALIZO: Por cierto, se me pasó comentar el gran trabajo que hace Andy Serkis. Si no lo conocéis, es el actor que dio vida a los movimientos y voces de Gollum en El Señor de los Anillos, y que ahora hace lo mismo con César, el simio protagonista. Un crack el hombre éste.