Si eres uno de esos tíos flipaetes que en las tardes veraniegas después de comer se despanzurran en el sofá de casa ahí en tetas, con el palillo en la boca y se amodorran de la ostia viendo el Tour de Francia entonces seguro que habrás pensado que hoy vamos a hablar de los Campos Eliseos. Así que si te ha venido esto a la cabeza esperando ver en este post algo sobre ciclismo más vale que dejes de leer y te vayas por ahí a coger setas o a perseguir chavalas.
Y es que el Elysium al que nos referimos en esta reseña hace referencia al film que ha sido estrenado en cines hace poco, y que cuenta con el aval de estar dirigido por Neill Blomkamp, quien ya nos conquistó en su día a la muchachada de este blog por su labor en la magnífica Distrito 9. Y es que parece que este tío le tiene cogido ya el gustillo a los argumentos de ciencia-ficción, porque en este film vuelve a hacer una inquietante incursión en el género con esta peculiar visión futurista sobre el tema de las desigualdades sociales y las diferencias entre ricos y pobres (un tema tan de moda últimamente, pardiez)…
El argumento de Elysium nos lleva al año 2159, en una época en la que los seres humanos se dividen en dos grupos: los ricos, que viven en la estación espacial Elysium, y todos los demás, que sobreviven como pueden en una Tierra devastada y superpoblada. Rhodes (Jodie Foster), una dura gobernante, promueve una rígida ley antimigración, cuyo objetivo es preservar el lujoso estilo de vida de los ciudadanos de la estación espacial. A pesar de ello, los habitantes de la Tierra harán todo lo posible por emigrar a Elysium. Max (Matt Damon) acepta una misión casi utópica, pero que, si tuviera éxito, significaría la conquista de la igualdad entre las personas de esos dos mundos tan opuestos.
Oleee, qué bien cuidao y qué limpio está Elysium
Y ciertamente viendo este film uno no puede menos que pensar que al ritmo al que evoluciona esta sociedad con los políticos y ricachones de mierda que tenemos (y que seguiremos teniendo en épocas venideras seguramente) no es descabellado pensar que en un futuro no muy lejano pueda ocurrir algo parecido a lo narrado en este film, con todos esos ricos disfrutando de la vida en un lugar utópico repleto de bienestar y libre de enfermedades mientras el resto de personas se pudren en la tierra hacinados en lugares tipo favelas, malviviendo y currando en trabajos donde los explotan por el salario mínimo y teniendo que aguantar los abusos de una policia que hace uso de una violencia desmedida. Eso por no hablar de las agresivas medidas tomadas contra las pobres gentes que tratan de llegar ilegalmente a Elysium en naves que no tienen nada que envidiar a las pateras de hoy en día…
«Te meto un meco que te reviento, payaso»…
Quizás por eso me ha agradado bastante este film, no sólo por su peculiar visión futurista del tema de las desigualdades, sino por el hecho de que también es una más que decente película de ciencia-ficción en la que veremos a nuestro protagonista como un hombre desesperado por tratar de llegar a Elysium con el fin de curarse de una dosis de radiación que recibió accidentalmente en el trabajo y que le deja con sólo unos pocos días de vida por delante. Todo ello da pie a una cinta en la que no faltarán las dosis de peleas, tiroteos o persecuciones y que dotan al largometraje de un buen ritmo en la carrera desesperada de este pobre muchacho para salvar su pellejo.
Un flipao del Call of Duty
Por cierto, el film cuenta con actores de talla y renombre como por ejemplo Matt Damon con un look bastante curioso que dará esperanzas a los alopécicos por el hecho de que el pelo «rapao» al cero a algunas personas no les queda mal. Tampoco faltará una madurita Jodie Foster interpretando a una de esas políticas ricachonas a las que dan ganas de ostiar hasta reventarla la cabeza. Y tampoco pasará desapercibido el bueno de William Fichtner (un secundario de garantías al que habréis visto en series como Prison Break o en largometrajes como El llanero Solitario o Sr y Sra Smith). Por cierto, a los que hayáis visionado Distrito 9 os diré que el malo de turno está interpretado por Sharlto Copley, el puto pardillo protagonista de ese mencionado film, que en Elysium cambia totalmente de registro y encarna cojonudamente el papel de un despiadado agente encubierto (un personaje de esos a los que casi llegas a odiar).
Aféitate pedazo de hippy
En definitiva, Elysium es una película que creo que contribuye a ensalzar a Neill Blomkamp como uno de las grandes figuras de la ciencia-ficción de los últimos años. Y es que ahora están de moda las películas de este género que nos muestran una imagen de la Tierra como un lugar devastado o decadente (ahí están los ejemplos de Oblivion y After Earth), pero que en el caso de este film que nos ocupa, sin duda alguna, es una visión más «realista» del posible futuro que le espera a este planeta como sigan aumentando las desigualdades entre ricos y pobres (y es que los que más tienen más quieren). Por cierto, hay quien critica esta cinta diciendo que comienza con una propuesta fresca y original pero luego se diluye en la acción típica de este tipo de género, pero aunque sea así a mí personalmente me ha agradado bastante…