La verdad es que mirando así en frío la portada de este cómic uno puede pensar que esto es la versión embrutecida y salvaje de Viva Piñata, con ese pobre hombre ahí colgado. Sea como fuere, ciertamente hay que reconocer que debido al exitazo de la serie de The Walking Dead, los zombies vuelven a estar en la cresta de la ola, y de ahí la proliferación de cómics de esta temática. Aprovecho la ocasión que se me brinda para seguir incidiendo en la idea que tanto nos gusta cantar a los cuatro vientos desde este mismo blog, por la cual recomendamos a la gente que lea el cómic de Robert Kirkman, porque deja a la serie de TV más en bragas que Victoria Abril en sus pelis.
Paranoias aparte, vamos a centrarnos ya en este tomo que nos ocupa en la reseña de hoy, en el que el bueno de John Russo (a quien ya dedicamos unas palabrejas en este otro post), vuelve a deleitarnos nuestros ojines con una nueva escalofriante historia en la que andan de por medio estos seres putrefactos. Así que tras las reseñas de Night of the living dead y Escape of the living dead, veamos qué nos ofrece este nuevo tomo que cuenta con la muletilla de Airborne.
Y lo primero que hay que decir sobre él es que se abre con una inquietante historia sobre el zombie hippy aquel de las barras y estrellas que pudimos ver en el tomo anterior. Ciertamente le queda a uno la cosa de que se trata de un zombie con estudios y con una carrera de lo listo que es, no me jodas, pues debido a cierta explicación que se da en el argumento vemos cómo ha evolucionado de forma distinta con respecto a esos seres descerebrados y actúa a modo de jefe o líder (a mí personalmente me recordó un poco a aquel zombie inteligente del film titulado La tierra de los muertos vivientes del gran maestro Romero). De todas formas, esta historia con la que arranca el tomo que nos cuenta el origen de este personaje me ha resultado un poco de «relleno paquetil», sobre todo por esa forma de narrarse en plan «voz en off» y sin ningún bocadillo de texto en boca de los personajes que la protagonizan.
El caso es que todo ello sirve de prólogo para adentrarnos en la siguiente historia que tiene como protagonistas a un grupo de hippies (recodad que el cómic se ambienta en los años 70), que se quedan perdidos en medio de la nada cuando su «furgo» a lo Scooby Doo les deja tirados. Pronto se encontrarán con un brote de infectados de esa plaga y las pasarán canutas allí aislados en ese frondoso bosque. Ciertamente hay que reconocer que en la historia está perfectamente reflejado todo ese concepto de la juventud del «flower power», que están en contra de la guerra del Vietman y son dados a fumar hierba y a practicar el amor libre con esas cacho orgiacas que se montan.
A este respecto hay que comentar que el cómic no se corta ni un pelo a la hora de mostrar despelotes gratuitos de las chavalas hippies corriendo en porretas por el bosque ahí «to felices» con las domingas al aire y mostrando «el temazo» sin pudor (sin recurrir en ningún momento al recurso del disimulo tapándolo con «algo» dibujado estratégicamente en medio del meollo).
En mi humilde opinión, creo que toda esa parte que acontece en el bosque con los hippies perdidos en medio de la nada acosados por los zombies es algo flojita y regulera. Pero he de reconocer que la parte final que se desarrolla en un poblado cercano inundado por una riada hace que la cosa mejore sustancialmente en ese último tramo de la historia debido a ciertos momentazos de tensión y por el hecho de ver cómo los protagonistas se las apañan para sobrevivir a ese acoso de los zombies.
En definitiva, Escape of the living dead: Airborne es un cómic repleto de violencia explícita, mucha sangre, vísceras a tutiplén, tetámenes de jovenzuelas muy ligeras de cascos y demás elementos típicos de una peli del género. Puede que sea más de lo mismo (grupo de supervivientes haciendo lo posible por sobrevivir) pero creo que entretendrá a todo aquel lector dado a este tipo de historias simplonas sobre zombies. Además que tampoco es necesario haberse leído los tomos anteriores para disfrutar de ella (aunque si lo has hecho, mejor que mejor). Por cierto, que el cómic nos deja también la inquietante moraleja sobre la importancia de tener un buen frus-frus antimosquitos en una infección zombie.