A pesar de que la muchachada de este blog somos más de lobas (sobre todo de las que se frotan en la primera noche), hemos de reconocer que también somos grandes fans de los hombres lobo. Pero con esta aseveración no quiero decir ni mucho menos que simpaticemos también con los lobazos metrosexuales de la saga Crepúsculo, sino que nosotros somos muy clásicos y nos molan más los licántropos de toda la vida (aquellos que te pillaban por banda y te dejaban hecho tapioca). Por cierto, ahora que me acuerdo, para hombre lobo molón aquel que jugaba al basket en la mítica Teen Wolf…
Así que como grandes fans de estos bichos pelanas no hemos querido perder ripia de este tomo titulado Ferals, cuyo significado es algo así como salvajes (por lo cual sin ver el dibujo de la portada muchos podríais llegar a pensar que se trata de un cómic protagonizado por Pepe y Nigel De Jong). Pero no amiguitos, se trata de un tomo guionizado por David Lapham, otro de esos guionistas a los que se les va la puta olla y que si no hubieran acabado ejerciendo esa profesión habrían sido asesinos en serie, porque madre mía….
Lo cierto es que el bueno de Lapham es un menda que poco a poco se va ganando un hueco en mi corazoncito, pues últimamente estoy catando bastantes cosas de él y no me desagrada esa mala leche y ese humor negro del que hace gala y que recuerdan tanto al insigne irlandés Garth Ennis. Y es que sus andanzas en cómics tales como Calígula o Crossed no me han desagradado en absoluto y se nota que se desenvuelve bien en guiones macabros, chungos, repletos de sangre y violencia explícita. De todo ello se deriva el hecho de que un servidor tuviera tantas ganas en catar Ferals…
Además el argumento me parecía bastante atrayente, pues nos pone en el pellejo del oficial de policía Dale Chesnutt, quien de buenas a primeras se topará con un gran y sangriento problema. Y es que la hasta ahora tranquila ciudad de Cypress está asistiendo a una serie de brutales asesinatos. Sólo él puede acabar con la carnicería. Escondido en las calles de Cypress y entre los propios vecinos, un puñado de hombres lobo cuya existencia se remonta miles de años ha visto su existencia amenazada. Y antes de caer, está dispuesto a destruir a sus enemigos…
Así que con esta premisa argumental, un guionista como Lapham y el hecho de que muchos lo tacharan como uno de los cómics con mejor aceptación del 2012 confeccionaban un bagaje por el cual me esperaba mucho de Ferals, pero tras su lectura tengo que reconocer que me ha decepcionado.
Cierto es que los instantes iniciales del cómic me gustaron por ese arranque con un buen tono de intriga y misterio en torno a los asesinatos que empiezan a acaecer en ese pequeño pueblecito, donde algunos de sus habitantes aparecen terriblemente mutilados por lo que a priori parece un animal salvaje. Y tampoco me desagradó la forma en la que nuestro protagonista se ve metido de buenas a primeras en todo este meollo en torno a esos brutales asesinatos. Pero lo cierto es que a medida que avanzaba la historia iba perdiendo fuelle y no acabó de engancharme ni de suscitar mi interés por las andanzas del pobre Dale Chesnutt.
Supongo que Ferals es una de esos historias que quizás agrade a todos esos fans de los cómics repletos de violencia explícita, tetas, gore, mucha sangre y desmembraciones a tutiplén (pero insisto en el hecho de que a mí no me ha acabado de convencer a pesar de lo permisivo que suelo ser con estas historias simplonas). Por cierto, buen dibujo de Gabriel Andrade con ese estilo tan detallista y bien definido, aunque quizás le falte un puntito de tono más oscuro y tétrico que no hubiera venido nada mal para una historia de estas características. Recomendado sólo para los muy frikis de la temática de los hombre lobo…