Todo el que haya seguido medianamente la saga de Reinado Oscuro es sabedor de que en ella el gran protagonista fue Norman Osborn y su capacidad para manipular a su antojo todo lo que le venía en gana con tal de mantenerse en la cúspide y mermar las capacidades de sus oponentes. No es de extrañar que el hecho de tener a un tarado como él al frente de la seguridad nacional no pasara desapercibido para el bueno de Frank Castle, al que ya pudimos ver cómo intentó atentar contra Osborn en el primer tomo. Como es de suponer, si vas a por Norman y no te sale bien la jugada es normal que él te pague con la misma moneda. De esta forma, ya se pudo leer lo que le ocurrió al pobre Frank en el tomo de Reinado Oscuro: La Lista, cuando uno de los más despiadados esbirros de Osborn (Daken) fue a por Punisher y le dejó hecho lonchetas, literalmente.
Como os podéis imaginar no es algo muy normal que un personaje como Frank, con tantos años de andadura a sus espaldas dentro de Marvel, acabe hecho pedacitos tirado en un callejón. Y es que por suerte sus restos serán encontrados por unos curiosos infraseres de una sociedad subterránea que viven escondidos bajo tierra, y donde veremos a viejos conocidos como el Hombre-Cosa o Morbius. Será este último quien se encargue de realizar un experimento que tiene por fin ensamblar los restos de Frank y hacer que su cuerpo vuelva a rezumar vida. Resultado final: Frankencastle (ahí, con un par).
¿Que esto suena un poco a paranoia cogida por los pelos y tal?. Pues hombre, no te digo yo que no. Sin embargo, hay que comentar que con Punisher ya se han hecho otros experimentos raros, como aquel malogrado intento de convertirle en una especie de instrumento del cielo a lo ángel exterminador que hacía el trabajo sucio de la hueste celestial para poder conseguir su propia redención. Si después de aquello las cosas volvieron más o menos a su statu quo habitual, es de suponer que tarde o temprano deje de ser Frankencastle y vuelva a recuperar su tipín habitual sin cosidos ni engranajes (ya veremos si no se sacan otro «Mefistazo» de la manga).
En cualquier caso, este primer arco argumental de la nueva andadura del personaje se deja leer, pues es una más o menos entretenida historia del bueno de Frank que se ve en la obligación de ayudar a esa sociedad de monstruos e infraseres (de la que es ineludible no encontrarla parangón con la peli de Razas de Noche), que están siendo exterminados por una especie de secta japonesa al mando del despiadado Robert Hellsgaard. Tengo que decir que a mí lo que más me ha llamado la atención del cómic es la historia del origen de este personaje y cuáles fueron los hechos que le llevaron a convertirse en el fanático demente que es actualmente.
En definitiva, una nueva andadura del personaje que a pesar de lo «paranoiesca» que pueda resultar por el hecho de asemejar a Punisher con el monstruo de Frankenstein, no está tan mal como pueda parecer así en frío. Además está aderezada por el dibujo del genial Tony Moore con su trazo y estilo detallista, limpio y tan peculiar (y que mucho recordaréis por sus pinitos en los primeros números de Los Muertos Vivientes). Además queda el incentivo de los próximos números de presenciar cuando vaya con este pelaje a vengarse de Daken. Sin embargo, aún con todo lo novedoso de este concepto del personaje, yo sigo quedándome con el Punisher de la línea MAX.
La verdad es que los de Marvel hacen y deshacen a su antojo. Según me has contado alguna vez hay personajes que mueren y después aparecen de nuevo por arte de magia (lease Osborn), o el reseteo que me comentabas hace poco de la vida de Spiderman (no me jodas, finiquitar por arte de magia el matrimonio con Mary Jane tiene delito…).
Y los asiduos de Marvel tan contentos 🙂