Hasta el rabo de los camperos

El diccionario de la real academia española define al campero como toda aquella persona un poco tocapelotas que jugando en modo multijugador a cualquier shooter se oculta en el lugar o recoveco más recóndito del escenario de la partida esperando a que los jugadores enemigos pasen por delante de él y así abatirlos a traición y a mala leche. Hace unos días el nunca bien ponderado Kiko y un servidor hemos retomado el vicio al multijugador del Battlefield Bad Company 2, y hemos vuelto a sufrir este mal que aqueja a la humanidad. Y es que en esta vida hay muchas cosas que personalmente me tocan los cojones, como bien puede ser un balonazo en la entrepierna, la comida japonesa o que me cierre el paso una Maruja de esas que andan ocupando toda la acera y a las que dan ganas de pegarlas un empujón diciendo: «¡Aparta, joder!». Pero pocas cosas hacen que me hierva el esqueleto con un no se qué y un qué sé yo, como el hecho de que un campero me deje seco de un disparo a traición.

Muchos pensarán que escribiendo esto estoy en plan «rabiolis» echando más espuma por la boca que en un anuncio de Vidal Sassoon. Pues mira sí…, lo admito, porque aún me dura la tocada de huevos que tuve que sufrir por parte de estos camperos en la última partida que jugué online al Battlefield. Si es que sigo sin encontrar razón de ser a sus tácticas ratoneras de quedarse tirados en el suelo ahí escondidos entre hierbajos o entre unos árboles para coserte a tiros de forma rastrera. Con lo bonito que es jugar a estos juegos correteando por el escenario cual linda mariposilla que revolotea por el campo en aras de posarse en una flor, buscando al resto de enemigos y enfrentándose a ellos cara a cara a ver quién es más rapido disparando. Me figuro que hoy en día ya no quedan caballeros, y en los shooters tampoco. Pero claro, con vídeos como estos que enseñan a la gente a ser camperos, es normal que muchos jugadores se perviertan con estas malas artes. En fin, que no somos ná…