Una vez más en vacaciones vuelvo a tirar de comicteca, pues qué mejor forma que sobrellevar este calor veraniego que con un buen refrescazo y una buena lectura (y hombre, por pedir tampoco estaría mal un par de gachises mulatonas abanicando, pero bueno). Así que ayer me topé con este tomo que fue publicado por el año 2004 protagonizado por dos de los personajes más burracos de Marvel (y es que no hay nada como disfrutar de una buena ensalada de hostias en la sobremesa, ya sea en película o en las páginas de un buen cómic).
Me imagino que a su guionista (Bruce Jones) lo conoceréis la mayoría, pues ya hizo sus pinitos al mando de los guiones de la colección del monstruo gamma hace unos cuantos añitos realizando una labor de lo más recomendable. Principalmente su etapa recuerda bastante al tono de la mítica serie de los años 70, con ese Bruce Banner en plan fugitivo, huyendo de las autoridades por el supuesto asesinato de un chavalín a manos de su alter ego. Aprovecho este post para recomendar esta etapa a todo aquel que no la haya leído.
Hulk/Lobezno: seis horas podría definirse como la historia de un secuestro pero con superhéroes de por medio. Todo comienza con un vuelo privado en el que coinciden Banner (que se ha colado en él suplantando la identidad de otro pasajero), dos narcotraficantes que han conseguido huir con un porrón de dinero y de drogas, un crío que unas horas antes fue mordido por una serpiente que él creía que no era venenosa y la pobre piloto del avión que de buenas a primeras se ve metida en todo ese sarao.
La historia se complica cuando el niño empieza a notar los efectos de la mordedura durante el vuelo y es preciso desviar el avión al aeropuerto más cercano. Como es de suponer, los narcos dicen que de eso nada monada, y todo se descontrola aún más cuando Banner se transforma en Hulk dentro del avión y el vuelo cae a tomar por culo en una zona del norte de Canadá, donde casualmente el bueno de Logan estaba tománndose unos días de descanso, respirando la tranquilidad de esos bosques canadienses. A partir de aquí la historia toma unos derroteros bastante frenéticos por ver toda esa carrera contrarreloj en la que se ven metidos Banner y Logan para rescatar al chico de las manos de esos narcos y encontrar un antídoto para el pobre chaval (pues tienen solamente un límite de 6 horas hasta que el veneno haga efecto del todo y acabe con la vida del muchacho). Sin embargo, la cosa se complicará aún más cuando entra en escena un asesino a sueldo (llamado el Despedazador) que va detrás de esos narcos que han huido con la pasta.
Como véis, se trata de un argumento simple pero bastante ameno, donde no faltará el típico momentazo de estos dos dándose de hostias hasta en el DNI, pues es siempre un cliché la mar de recurrente y un buen aliciente el hecho de mostrarnos a dos de los tíos más bestias de la editorial poniéndose la cara «colorá» el uno al otro (hace poco leí otro tomo protagonizado por ambos, guionizado por Sam Kieth, y los guantazos entre estos dos tampoco faltaban).
De todas formas, bien es cierto que tanto Hulk como Logan pueden ser dos tipos de lo más rancio y un par de solitarios con muy malas pulgas, pero la historia nos demuestra que cuando la vida de un chaval inocente está en juego estos dos son capaces de dejar a un lado sus diferencias y colaborar juntos cuando la ocasión lo merece si es por una buena causa (pues al fin y al cabo son superhéroes, ¿no?). Por cierto, buen dibujo de Scott Kolins con un estilo simple pero efectivo y sobre todo dejando destellos de lo buen narrador que es. Sin ser nada del otro mundo a mí me ha gustado bastante, qué coñe…