Creo recordar que ya he comentado infinidad de veces el hecho de que si te consideras un friki de pura cepa, estas películas basadas en personajes del noveno arte has de verlas el mismo día del estreno o te mereces que te peguen un flemazo de mocos verdes en todo el jeto y que te llamen friki de palo. Por tanto, ni que decir tiene que un servidor estaba anoche ataviado con sus mejores y más elegantes galas, inquieto y nervioso esperando presenciar la que junto con la magnífica Kick-Ass 2 será la película del año: Iron Man 3.
Y allí emocionado en la cola del cine esperando a comprar la entrada y viendo el aluvión de gente que por allí pululaba intentando comprar la suya no podía evitar meditar sobre el hecho de porqué las tiendas de cómics son frecuentadas por los 4 frikazos de siempre mientras que las salas de cine se llenan cuando se proyecta un film con personajes y argumentos que se pueden encontrar en las páginas de un cómic. Es uno de esos misterios sin respuesta como aquel de porqué Espinete iba en pelotas por el barrio y luego se ponía un pijama para dormir o un bañador para ir a la pisci…
Reflexiones gilipollescas aparte y adentrándonos ya en el meollo de la reseña hay que decir que este film marca el arranque de lo que se conoce como la fase 2 de las películas de Marvel, donde en los próximos meses tendremos nuevos títulos como Thor: The Dark World, Captain America: The Winter Soldier, Guardians of the Galaxy y finalmente, Los Vengadores 2. He de confesar que Iron man 3 es el título al que tenía más ganitas de toda esta nueva remesa de películas (junto con la segunda parte de los Vengatas, por supuesto), pues hasta el momento ha sido el personaje cuya adaptación de sus andanzas al séptimo arte más me ha encandilado. Y es que para mi humilde gusto la primera parte dejó el listón muy alto (la segunda quizás no tanto)…
Sobre el argumento de este tercera entrega hay que decir que todo acontece tras lo ocurrido en Los Vengadores, donde veremos al descarado y brillante empresario Tony Stark teniendo que hacer frente a un nuevo enemigo cuyo poder no conoce límites: El Mandarín. Cuando este destruye todo el universo personal de Stark, tendrá que embarcarse en una angustiosa búsqueda para encontrar a los responsables. Este viaje pondrá a prueba su entereza una y otra vez. Acorralado, nuestro héroe tendrá que sobrevivir por sus propios medios, confiando en su ingenio y su instinto para proteger a las personas que más quiere.
A este respecto hay que comentar que cualquier aficionado a los cómics es sabedor de que El Mandarín es uno de los mayores enemigos de Tony Stark. Y ciertamente resulta curioso el hecho de que un personaje forjado a base de ciencia y tecnología como Iron man tenga como una de sus peores némesis a un enemigo que basa su poder en la magia proporcionada por sus famosos anillos. Sin embargo, hay que advertir a los seguidores de este personaje en el noveno arte que la versión de El Mandarín que nos ofrece el film dista mucho con respecto a la de su homólogo del mundo de los cómics (aún con todo es una versión bastante notable).
Pero como nota más curiosa de este hilo argumental hay que resaltar el hecho de que parte del mismo toma bastantes ideas de la etapa del guionista Warren Ellis a cargo del personaje en la que nos presentaba lo conocido como Extremis, una tecnología avanzada y peligrosa que permite que al sujeto al que se le administre adquirir nuevas cualidades, entre las cuales destaca la regeneración de partes del cuerpo y órganos. Pero sin duda alguna lo más llamativo del film radica en el hecho de que en esta nueva entrega gran parte del protagonismo recae sobre la figura de un Tony Stark sin armadura, pues a lo largo de toda la película demuestra que sin ella es también un tío con recursos. Y es que durante gran parte del metraje le veremos desprovisto de ella, pero eso no será óbice para que salga airoso de todo tipo de situaciones en las que deberá pelear, infiltrarse o liarse a tiros. Pero eso sí, cuando la situación requiera hacer uso de la armadura veremos que como hombre de ciencia su prodigiosa mente ha ideado una serie de planes de contingencia, a cual más sorprendente, para encarar cualquier amenaza por chunga que sea.
Aparte de la siempre resultona actuación de Robert Downey jr, merece mención especial el resto del plantel de secundarios, donde veremos que Jon Favreau y Gwyneth Paltrow repiten como Happy Hogan y Pepper Potts, y ciertamente esta última adquiere por momentos un alto grado de protagonismo dejando de lado su papel de chica florero que ha de ser siempre rescatada por el héroe de turno. Por cierto, gran elección de Ben Kingsley en su interpretación de El Mandarín, a pesar de que como he comentado antes el personaje difiere bastante con respecto al del noveno arte. Tampoco está nada mal el bueno de Guy Pearce en su papel de Aldrich Killian y Rebeca Hall como Maya Hansen, ambos personajes que pudimos ver en la antes mencionada etapa comiquera de Warren Ellis y Adi Granov por sus vinculaciones con el Extremis.
En definitiva, Iron Man 3 me ha resultado una película que ha estado a la altura de las expectativas que tenía puestas en ella antes de su visionado. Un film que hace ganar protagonismo a la figura de Tony Stark por encima de la Iron Man, y que realmente sirve para que uno se pregunte si es el hombre quien hace al «traje» o es el «traje» quien hace al hombre. Por cierto, últimamente se han escuchado rumores de que Robert Downey jr se está planteando dejar al personaje, noticia que personalmente me deja preocupado porque ya no imagino a un Tony Stark sin el carácter que le ha imprimido este tío. Esperemos que reflexione y que no se desvincule, por sus muertos…