Si te gusta el personaje de Iron Man y no has leído esta saga de La Guerra de las Armaduras es algo comparable al hecho de que te mole tu vecina y no te asomes a la ventana del patio cuando está tendiendo los tangas, ja, ja. Sirva esta comparación para dejar claro lo mucho que recomiendo la compra del tomo. Yo me he hecho recientemente con él gracias al nuevo pack de oferta de El mejor Marvel de SD que salió hace unos días. El sábado pude degustarlo como se merece en la sobremesa y he de reconocer que me lo he pasado pipa con su lectura.
Y es que la dupla compuesta por David Michelinie y Bob Layton se marcan una pedazo de historia del personaje que es muy entendible que haya entrado en la categoría de clasicote. Además me han resultado curiosos esos derroteros que toma el argumento en los que está muy presente la famosa máxima de Spiderman sobre el hecho de que «un gran poder conlleva una gran responsabilidad». Es algo que se aplicará en esta saga el bueno de Tony Stark, aunque en un plan muy «el fin justifica los medios». Veamos el porqué, muchachada…
Imaginaos que al igual que Tony Stark tenéis una mente privilegiada gracias a la cual inventáis una armadura cojonuda (a la que llamáis Iron man) con la sana intención de usarla para hacer «el bien». ¿Cómo os sentiríais si os enteráis de que alguien ha robado los diseños de esa armadura, los ha vendido a una empresa rival y se inicia así la producción masiva de diseños similares a los de Iron Man, los cuales caen en manos de supervillanos o de gente con dudoso sentido de la moralidad?. Me imagino que de alguna forma os sentiríais responsables indirectos de todas las atrocidades que pudieran cometer esos energúmenos con una tecnología que es creación vuestra, ¿no?.
Pues bien, todo lo explicado resume básicamente el hilo principal de esta magnífica saga de La Guerra de las Armaduras, en la que veremos a un Tony obsesionado con poner fuera de la circulación a todo aquel que se haya aprovechado de su tecnología (sea amigo o enemigo). De todo ello se deriva lo que, para mi humilde opinión, es lo mejorcito de la saga y no es otra cosa que el hecho de que para realizarlo tendrá que «cruzar muchas líneas» que le ponen casi a la altura de un proscrito (aunque era mejor el Tigretón), o de un fuera de la ley. Tanto que incluso le costará su estatus de Vengador y se enfrentará hasta con el gobierno y con Shield. Además su comportamiento producirá un enorme deterioro en su relación de amistad con Steve Rogers, la cual todos ya sabemos lo mal que acabó en la famosa Civil War.
De todas formas, si hay algo que llama la atención de toda esta saga es la dicotomía que se produce por momentos en la mente del lector sobre el hecho de si el comportamiento de Tony es el más adecuado para un superhéroe, pasándose por el forramen tantas «líneas» que quizás no debería haber cruzado en su particular «vendetta». Pero al fin y al cabo también hay que reconocer que todo lo que está haciendo es por una causa justa, como es el hecho de que su tecnología no sea usada por malas manos. Supongo que este es otro de esos comportamientos ambiguos a los que Tony nos tiene tan acostumbrados sobre el hecho de que le deja a uno la sensación de que no está haciendo lo correcto, pero al fin y al cabo sus motivos son en pro de la seguridad de muchos (tal y como ya se vio en su postura durante la antes mencionada Civil War). Supongo que es una de las peculiaridades del personaje: enfrentarse con quien sea, ya sea amigo o enemigo, con tal de llevar a buen puerto lo que él cree que es lo más adecuado
Lo cierto es que la lectura de esta saga tiene bastante que ver con lo visto en el tomo de Iron Man: Las cinco pesadillas, pues es una clara muestra de lo marcado que quedó Tony con todo este tema de que alguien pueda robar su tecnología y la use con malos fines. Incluso podremos presenciar cómo durante toda esta saga a la que dedico la reseña se hará realidad también la sexta de sus peores pesadillas, la cual no desvelaré por si hay alguien que aún no haya degustado el antes mencionado cómic de Matt Fraction. En definitiva, La Guerra de las Armaduras es una historia cojonuda que todo fan del mundillo debería leer, porque ciertamente es uno de esos cómics que engachan de principio a fin. Supongo que por eso me leí las más de 200 páginas de un tirón y aún así se me hizo más corta que Marianico.
Oye, pues tiene buena pinta, lo que pasa es que Ironman no es un personaje de mi devoción, pero quizás me la juegue en nuestra próxima visita a las tiendas de comics (aunque primero me tengo que leer los que compré la última vez)
Hay ciertas lecturas obligatorias que ha de que hacer todo fan del noveno arte, y creo que esta es una de ellas.
Es una de esas sagas míticas por las que no pasa el tiempo.