Hay que ver lo que ha ido cambiando con el paso del tiempo mi concepto sobre el bueno de Iron man. Y es que hace unos pocos añitos era un personaje cuyas andanzas en solitario no me hacían «ni fu ni fa», y me gustaba simplemente verlo como invitado en otras colecciones o actuando como componente de Los Vengadores (algo parecido a lo que me pasaba con Thor). Sin embargo, la evolución que ha tenido el personaje en los últimos años ha provocado que se suscite mi interés, el cual vino principalmente por la lectura de los números guionizados por Warren Ellis (con todo ese tema del Extremis) y su posterior papel en la Civil War.
Y es que poco a poco el bueno de Tony Stark llegó a estar en la cresta de la ola como cabeza pensante de la Iniciativa y sobre todo como director de SHIELD. Todo esto hasta que llegó toda esa etapa de Reinado Oscuro y el pobre Tony fue denostado y perseguido por el cabronazo de Norman Osborn cuando este quedó como encargado de la seguridad nacional (tal y como se vio en la saga titulada «El más buscado del mundo»).
Pasando ya al tomo que nos ocupa (guionizado por un viejo conocido por los amantes del mundillo como es Matt Fraction) hay que decir que el hilo argumental gira en torno a los principales miedos de Tony Stark, que toman forma en la figura del hijo de un viejo conocido como es Obadiah Stane, pues intentará no sólo acabar con Tony sino también con todo el emporio de tecnologías Stark y lo que representa.
El individuo en cuestión (Ezekiel Stane) es un pobre loco obsesionado por la muerte de su padre, ya que culpa a Tony de ello. Es un joven con un gran potencial pero cuyo odio latente le lleva a cometer todo tipo de actos atroces para colmar su venganza (tal y como presenciaremos desde la primera escena del tomo). Sin duda alguna, se trata de un enemigo muy a tener a cuenta y a la altura del poder de Tony Stark, pues las habilidades que ha ido desarrollando Stane gracias a su genial y prodigiosa mente no tienen nada que envidiar al Extremis de Iron man.
Sin embargo Tony es viejo zorro y veremos que al igual que Reed Richards su mayor poder es su mente, su ingenio, y sobre todo el hecho de ser un consumado estratega, lo cual le lleva siempre a adelantarse a los movimientos de sus enemigos aunque sean más poderosos.
Pero me figuro que muchos os estaréis preguntando cuáles son esas cinco pesadillas a las que hace referencia el título del tomo. Pues bien, la primera de ellas es su miedo a volver a recaer en la bebida (tal y como se vio en aquella famosa historia titulada El demonio en una botella, en la que pudimos ver cómo el alcoholismo fue el peor enemigo al que se ha enfrentado, pues estuvo a punto de acabar con él completamente). La segunda pesadilla es que Iron man se vuelva accesible y fácil de replicar (lo cual es referencia directa a aquella famosa historia de La guerra de las armaduras, e incluso en este tomo se mencionarán a ciertos personajes que han tenido acceso a esa tecnología de Iron man y a los que Tony vigila muy de cerca). La tercera deriva directamente de la anterior ¿qué ocurriría si alguien distinto a James Rhodes o él mismo pilotara Iron Man?. La cuarta pesadilla es que Iron Man se convierta en desechable, en algo tan barato y banal que si se rompe lo tirarías y comprarías uno nuevo. La quinta pesadilla es la peor de todas: que la persona que haga que Iron Man se vuelva barato, fácil de usar y desechable no sea él mismo.
De esta forma, a lo largo del argumento (llevado magníficamente, por cierto, con unas geniales notas mentales del protagonista en las que ahondamos en sus miedos y motivaciones), iremos conociendo todas esas cosas que le «quitan el sueño» al bueno de Tony, encuadrado dentro de esa dinámica del mano a mano que sostiene con Ezekiel Stane. Todo ello hasta llegar a un tremendo final en el que descubriremos su sexta pesadilla, la cual se convertirá en una realidad a través del desarrollo de los acontecimientos de este tomo.
En definitiva, Iron man: las cinco pesadillas me ha resultado un tomo de lectura interesante, intensa y que creo que agradará no sólo a los fans del personaje sino a todos aquellos que quieran acercarse a él porque en su día quedaron agradados por el film. Personalmente me quedo con el momentazo de su nuevo rifi-rafe con Thor, que me recordó un poco al que tuvieron en la etapa de Straczynski y donde veremos que el Dios del trueno aún le guarda rencor por todo aquel episodio de su clonación durante la Civil War. Por cierto, mención especial para el dibujazo de Salvador Larroca, cuyo estilo se adecúa muy bien a este tipo de historias de tecnología futurista (es una pasada visual para mi humilde gusto). Y como español que es el tío, no faltarán tampoco sus ya míticas alusiones a nuestro país tales como la parte de la historia desarrollada en la ciudad de Valencia y la referencia al diario El País. ¡Un crack!.