Muchas seguidoras sanas y castizas cuando nos ven por la calle se nos acercan blandiendo el spray de pimienta en mano (por si las «mosquis») y nos dicen cosas como: «Sí bueno, vuestro blog está bien y tal, pero os falta hablar de cotilleos y marujeos varios con los que atraer a vuestro público femenino ávido de noticias de famoseo». Así que esta crítica constructiva nos dio que pensar, y por ello Kiko y un servidor nos reunimos inmediatamente en la sede del Vas Tú Listo, (que como hemos comentado otras veces es una narcosala del castizo barrio de Lavapiés)y entre culín y culín de metadona estuvimos meditando sobre esto. Tras mucho pensar llegamos a la conclusión de que debíamos satisfacer los deseos de ese sector femenino del blog, y como ello no podría ser a base de mimitos y arrumacos varios (debido a las múltiples órdenes de alejamiento que pesan sobre nosotros), lo haríamos cubriendo la noticia del bodorrio entre el príncipe Guillermo y Kate Middleton. Pero esta vez no mandamos a ninguno de nuestros reporteros cochambrosos y harapientos de esos que tenemos explotados por el salario mínimo, sino que fuimos nosotros personalmente a cubrir el evento.
Antes de la boda estuvimos haciendo un seguimiento especial a Kate Middleton, de la que los muchachos de este blog opinamos que ciertamente tiene un «cate bien dao in the Middle«. El caso es que unos días antes del bodorrio estuvimos siguiendo sus pasos para tener material del que hablar en este post por si al final nos echaban de la boda, y os hemos conseguido unas imágenes en exclusiva de cómo se las gastan esta piba y el Guillermito. Lo que parecía una tranquila tarde de patinaje acabó con una estampa que parece sacada de las Orgías de Satán, no me jodas. Y es que estos famosetes se piensan que pueden hacer lo que quieran, cuando quieran y delante de quien quieran.
Ciertamente hemos preferido no hacer públicas las fotos de todo lo que aconteció entre medias de estas estampas en aquella pista de patinaje (más que nada porque nos han sido requisadas por el gobierno británico), pero baste decir que Kate iba para la boda más «rodá» que sus patines y más follada que Fernando Alonso en su buga. Y precisamente en ese bodorrio estuvimos pocos días después, anhelando poder llevarnos alguna servilletita llena de gambitas o de langostinos. Hay que decir que los novios iban requeteguapos y allí había un glamour y un saber estar que daba miedo (no sé cómo nos dejaron entrar a este y a mí con nuestro estrafalario pelaje). Eso sí, las damas de honor estaban «to buenas», e intentamos hacernos a un par de ellas, pero al final no pudo ser. El caso es que de aquella tarde os hemos traído otra exclusiva de cuando Kate rompió el protocolo, se lanzó por bulerías o yo que sé, y se marcó ahí un previo a la noche de bodas. Al loreto el jeto de la criaja mientras Kate sostenía «el cetro».
¿Consecuencias de estos alardes toreros?. Pues algo tan simple que el hecho de que como luego no puedes lavarte las manos y tienes que aguantar el resto de la ceremonia con las zarpas de esa guisa, hay que tener cuidado dónde las pones, porque la puedes liar. Y esto fue precisamente lo que le pasó a Kate cuando sin querer puso la mano aún todavía pringosa en el velo. En fin, fue una boda divertida cuyos mejores momentos os traemos hoy para todos aquellos que dicen que aquí no tratamos temas de la prensa rosa. Ahí queda eso…
¡Ah, por cierto!, comentaros por último que si antes hemos dicho que las damas de honor estaban «to buenas», también hemos de decir que estaban un poco tontacas. Y es que ciertamente el momento en el que Kate tiró el ramo ahí a tomar por culo para que lo cogiera alguna de estas chavalas y saber quién sería la siguiente en arruinarse la vida, ha sido lo más «jaimitesco» que hemos visto Kiko y yo en siglos. Pero vamos, presenciando fríamente la escena creemos que las tontacas también tienen derecho a casarse.