Cuando en su día hicimos la reseña del cómic titulado La Capa ya dijimos que esto no iba sobre el noble arte de cortar los huevos a alguien (algo tan practicado por algunas feministas de la escuela de Cristina Almeida). El caso es que si sois unos porreros empedernidos o boxeadores «sonaos» seguramente ya no recordaréis que hace unos meses comentamos que ese cómic era una adaptación de cierto relato corto aparecido en el libro Fantasmas (una antología de relatos de terror), que fue la primera obra publicada por el gran Joe Hill…
Pues bien, debe ser que este cómic debió de molar al populacho y que mucha de la gente se lo restregaba lascivamente por los pechotes, ya que este mismo mes ha sido publicado (de la mano de la editorial Planeta DeAgostini) el tomo titulado La Capa 1969. Así que si en su día disfrutaste con esa historia de terror en la que un puto «tarao» se servía de una capa que le daba la capacidad de volar para hacer cabronadas varias, no puedes perderte este tomo para conocer el origen de esa terrorífica capa…
Y es que este tomo viene a ser la precuela del anterior cómic, en el que ya vimos cómo su protagonista (Eric) era un jodido loco lleno de odio que estaba hasta el rabo de los fracasos de su vida, de los cuales culpaba a toda su familia por considerarles responsables de todos sus males. Bien es cierto que en esa historia había un cierto componente de terror, (que en La capa 1969 no veremos) pues eran bastante inquietantes de leer todas esas escabechinas que este tío hará a sus seres queridos sirviéndose de esa mencionada capa.
En cambio, en este tomo al cual dedicamos la reseña, la historia se encuadra unos años antes a lo acaecido en el anterior y se centra en el padre de Eric (Chase), un médico destinado en Vietman cuyo grupo es presa de una emboscada por «los Charlies» que los asesinan a todos menos a él. Será cautivo de estos junto con una especie de chamán o brujo, que por algún motivo posee la capacidad de volar y que por azares del destino acabará otorgandole ese don a Chase, el cual usará posteriormente para vengarse de todos «los amarillos» que le han puteado cosa mala y que se han cargado a todos sus amigos.
De esta forma, si en el anterior tomo veíamos el odio como hilo conductor principal de la historia, aquí en cambio, aparte del odio, veremos también la venganza como el elemento esencial del argumento, pues nuestro protagonista no cejará en su empeño de usar esa recién adquirida capacidad de volar para putear a sus enemigos. Y es tanto su odio y su afán de venganza que el cómic no escatimará en hacer gala de ciertos momentos crudos con la intención de demostrar hasta dónde es capaz de llegar uno cuando se deja llevar por la ira.
Mención especial merece el curioso dibujo en el que se usa la técnica conocida como Splitting, que en esta ocasión no está a cargo de Zach Howard, sino que el componente artístico de la obra recae en Nelson Daniel, quien conservando el estilo de punteado iniciado por Howard, consigue dar el aspecto gráfico necesario que el argumento requiere.
En definitiva, La Capa 1969 quizás no sea tan buena historia como la del tomo anterior, pero es una lectura indispensable para todo aquel que quiera conocer el origen de esa curiosa capa de Eric. Además es un cómic que nos sirve para entender que el padre de este muchacho fue el responsable indirecto para que esa capa cayera en manos de su hijo años después y que ciertamente este chaval heredó el lado más chungo del carácter de su padre. Si decides leerlo no olvides echar antes un vistazo al tomo anterior…