Como la luz no es el mejor aliado de los muchachos de este blog, cuando rebajan las luces de los garitos de moda es el momento en el que aprovechamos para carroñear y arrimar cebolleta a las chavalitas (aprovechamos la hora más oscura, vaya). Sin embargo, el título de este film no tiene nada que ver con nuestras tácticas de ligoteo, pues se trata de una película que aborda una temática que nos sale ya por las orejas: el de las invasiones extraterrestres en toda regla.
Lo que sí he de reconocer es que cuando vi por primera vez el cartel me emocioné por momentos al pensar que la chavala de la portada era mi amor platónico de antaño (la guapa Uma Thurman). Pero luego cuando me fijé más detenidamente me percaté sobre el hecho de que necesito con mucha urgencia unos lupos de Bartolo. Así que tras sobreponerme al berrinche del momento me lancé por bulerías y me la jugué con este film, pues a pesar de ser un género muy manido siempre acabo picando con este tipo de largometrajes de carteles inquietantes que son un imán para los frikis de pura cepa.
No suelo ser muy dado a reflexionar, pues no tengo yo ya edad para malgastar neuronas tontamente, pero he de reconocer que antes de ver este film me dio por pensar sobre el hecho de qué podría ofrecer que no se hubiera visto ya en Distrito 9, Invasión a la Tierra o Skyline. Y ciertamente mis sospechas eran ciertas, pues tras el visionado de La hora más oscura he de decir que el parecido con esta última es bastante evidente y descarado.
Y es que el film nos cuenta las andanzas de un grupo de niños guapitos americanos (como los de Skyline), que estando de viaje por tierras moscovitas se ven sorprendidos de buenas a primera por una invasión alienígena en toda regla, a través de la cual estos seres extraterrestres empiezan a arramplar a lo Arteche con todo lo que pillan de por medio. Así que todos los componentes de nuestro plantel protagonista se verán obligados a mantenerse escondidos para pasar inadvertidos mientras tratan de salvar el pellejo como buenamente pueden (más o menos a lo que ya se vio en la antes mencionada Skyline, sólo que aquí el meollo se desarrollaba prácticamente en su totalidad dentro de un hotel en lugar de en la Madre Rusia).
Dicho lo cual, todo el que mirando esa portada se hiciera ilusiones de que el film iba a ser una gran superproducción con efectos especiales a tutiplén, con tiroteos espectaculares y con los marines intercambiando disparos con los alienígenas, se sentirá un poco defraudado (para eso tendréis que esperar al estreno de Battleship). Ciertamente este film opta más por la tensión ante el hecho de saber cómo se las apañarán estos pobres muchachos por no llamar demasiado la atención y pasar desapercibidos hasta encontrar un lugar donde ponerse a salvo (donde no faltará tampoco el tipico elemento desestabilizador con su bigotito a lo Errol Flynn, que puede ser más porculero que los propios alienígenas de los que huyen).
A decir verdad, el único elemento llamativo que el film trata de aportar el género es el aspecto de los alienígenas en cuestión, pues no serán los sempiternos monstruitos más feos que yo recién «levantao», sino que más bien se trata de unas curiosas criaturas muy chungas compuestas de energía en ondas. Lo que sí canta un poco es el tremendo parecido con La Guerra de los Mundos por la forma en la que aparecen estos seres ante una multitud de curiosos y la manera de desintegrar a sus víctimas hasta reducirlas a polvo (eso por no hablar de esa especie de campo de energía protector que les protege, que guarda tanto parecido con los ya vistos en la peli protagonizada por Tom Cruise).
En definitiva, La hora más oscura me ha resultado una película flojita y olvidable, de la que creo que lo mejor es que os esperéis al DVD y así os ahorráis la pasta del cine. Ciertamente no es más que un popurrí de clichés del género de invasiones extraterrestres que no aporta nada nuevo que no se haya visto antes. Por cierto, al loreto del parecido del protagonista principal (Emile Hirsch) con Jack Black en sus años mozos, que es indicativo de que hoy por hoy cualquier mindundi puede ser la gran esperanza ante una invasión de seres de otro planeta.