Deeneim, ciudad levítica, nido de víboras teologales y refugio de ejércitos derrotados, bastión de la Verdadera Fe puesta en entredicho, guinda y ajorca de las conquistas del Gran Khan, el Martillo de los creyentes. Deeneim, tu destino es ser el rompeolas de todos los fanatismos, la estación de paso donde chocarán los trenes de la realidad y la fantasía, la epopeya y el costumbrismo.
Con este volumen 3 de Las aventuras del Capitán Torrezno compuesto por Capital de provincias del dolor y Los años oscuros llega al fin el esperado desenlace del asedio de Deeneim para llevar la trama protagonizada por el Capitán Torrezno, un héroe a su pesar, por otros vibrantes derroteros del Micromundo.
Para los que aún no se hayan acercado a esta serie incunable decir que, cuando fueron publicados originalmente entre 2002 y 2006 los seis primeros álbumes de Las Aventuras del Capitán Torrezno, formaban un arco argumental cerrado llamado El Ciclo de Deeneim, el nombre de la ciudad en la que se desarrolla esta primera parte y cuyo asedio hemos estado visitando durante los dos tomos anteriores. Estos seis álbumes originales están incluidos en los tres primeros tomos de la nueva edición de Astiberri así que la oportunidad que nos brinda la editorial vizcaína de poder leer este primer bloque se torna como una de las mejores recuperaciones del presente año en cuanto a comic nacional.
Deeneim no es solo un escenario; es un personaje en toda su grandeza y, a la vez, el campo de batalla donde se enfrentan todas las fuerzas del Micromundo. Y en medio de este caos, tenemos a nuestro Capitán Torrezno, un tipo que no pidió ser héroe, pero aquí está; El Capitán Torrezno lucha contra ejércitos enemigos y contra las mismas fuerzas que buscan darle sentido a su existencia en este plano. El asedio de Deeneim es la culminación de todas las tramas y conflictos que hemos seguido a lo largo de los tomos integrales anteriores en una lucha épica, cargada de tensión y dramatismo.
También tenemos una fuerte carga de reflexiones filosóficas sobre sociedad y religión que le dan profundidad a esta impecable historia de fantasía y aventuras. Se aprecia claramente que Valenzuela es consumidor de cultura popular y cómic y se nota en los estratégicos huevos de Pascua con los que salpica la narración.
Pero más allá de las influencias externas, “Las Aventuras del Capitán Torrezno” son una celebración a lo grande de la creatividad y la imaginación, un recordatorio de que en el mundo de la fantasía no hay fronteras que no puedan ser traspasadas. A través de sus páginas, nos sumergimos en un universo de maravillas y peligros, donde cada paso es una nueva aventura y cada encuentro una oportunidad para descubrir una verdad oculta…
En este nuevo tomo se nota más sátira en como se tratan temas como la guerra, la religión, el fanatismo o la fe, con un humor mordaz que te hace reír y pensar al mismo tiempo. La sátira no es solo una herramienta para hacer reír; es una forma de criticar y reflexionar sobre la condición humana…y en eso el amigo Valenzuela es todo un Maestro.
El autor aprovecha para intercalar entre las páginas nuevas varias de las historias que aparecieron en los fanzines donde se creó al personaje, y podemos apreciar el espectacular cambio de estilo y tono que ha tenido tanto la serie como el autor a lo largo de todos estos años.
Los personajes, con sus proporciones a menudo exageradas y sus expresiones extravagantes, danzan por las viñetas en un carnaval visual de gran calado. Aunque los trazos pueden parecer caóticos a primera vista, una mirada más cercana revela la meticulosidad y el detalle que Valenzuela incorpora en su dibujo. Cada viñeta es un nuevo escalón hacia la complejidad narrativa de sus historias, donde incluso los elementos aparentemente caóticos contribuyen a la riqueza visual y a la construcción de este mundo tan único.
En definitiva: Las aventuras del Capitán Torrezno es una de las series más imaginativas y más personales que he tenido el placer de (re)descubrir en los últimos años.
Por mi parte estoy ansioso de que llegue el cuarto volumen para seguir disfrutando de este mágico micromundo creado por uno de los más grandes autores del cómic patrio.
Por Francisco José Arcos Serrano