Como buenos frikis de pura cepa y de alto copete que somos todos los componentes de este blog ni que decir tiene que si en algún momento nos topamos con alguna película que aglutine en su título las palabras lesbianas y vampiresas tardemos menos en verla que lo que tardaría Forrest Gump en darse una pechá a correr por las calles de los Sanfermines. Y es que supongo que todos los frikazos del mundo en algún momento hemos soñado con que una vampiresa de buen ver irrumpía en nuestra habitación a pegarnos unos sorbetones bien «daos» a lo que se terciera…
De lo que me estoy pispando ahora mismo al hacer esta reseña es de que últimamente he entrado en una dinámica de ver películas británicas gilipollescas que mezclan terror y comedia. Supongo que la genial Zombies Party me caló tan hondo en su día que aún sigo esperando encontrar algún largometraje de estas características que la iguale, pero hasta el momento todos esos intentos se han saldado con un atrofie de neuronas acojonante. Y es que este film no es más que otra puta paranoia de esas que te deja tiritando por haber pasado 80 minutos de no saber qué coño has visto…
De todas formas supongo que me lo tengo merecido por haberme dejado embaucar por el atractivo de su título. El caso es que este film nos pondrá en el pellejo de dos muchachos (a cual más gilipollas), que se pierden en un pueblecito que está habitado por vampiresas lesbianas. Éstas necesitan sacrificar a estos dos chicos para recuperar su libertad, dado que fueron esclavizadas por la reina vampiresa Carmilla. Como Jimmy, uno de los chicos, es el nieto del barón que ejecutó a esta malvada reina, si lo matan, pueden resucitar a la vampiresa y conseguir que dicho encantamiento se disuelva.
Este argumento trata de hacer de Lesbian vampire killers una mezcla de comedia, acción, terror, aventuras y erotismo (incluso tiene un curioso toque de aquellas pelis retro de vampiros), pero lo único que consigue es hacer aguas por todos lados. Y eso que el estereotipo de los dos personajes protagonistas es bastante parecido al de la antes mencionada Zombies Party (el gordo gilipollas y el chaval buenazo con problemas con la novia), pero es que ni con esas se puede extraer algo salvable de ella.
Hombre, puestos a sacar algo positivo y siendo un poco chabacano, hay que decir que el desfile de tiazas que por aquí pululan es de alto standing, con unas pedazo de jacas (tanto las vampiras lesbianas como las que no lo son) que ya las quisiera yo como vecinas de mi barrio. Eso por no hablar de unos inquietantes primeros planos de culazos tremebundos que podrían «hacer ver la luz» y replantearse sus preferencias a muchos sarasas.
Por lo demás, Lesbian vampire killers es una puta paranoia de personajes gilipollecos, efectos especiales ratoneros y gracietas nulas, pero insistimos en el hecho de que al menos las chavalas están de buen ver y se nota que a lo largo de los años han comido mucho pan bimbo todas ellas. Así que si quieres echar la tarde viendo una peli que merezca la pena no te acerques a esto ni blandiendo un palo. Pero si quieres ver tías buenas y alegrarte la vista un rato entonces quizás puedas sacar de aquí algo en claro…