La verdad es que si uno omite la primera parte del título y lee sólo eso de «el santuario del mal» a secas seguramente pensará que en este post vamos a hablar del congreso de los diputados (aunque si eres un poco mojigato puedes pensar también que vamos a hablar de los «Putis» o de los bares de alterne de esos en los que se mete el dinero en los tangazos de las chavalas). Pero no amiguitos, el santuario del mal al que nosotros nos referimos es cierto sitio chungo en el que acabarán metidos Punisher y Lobezno, los Pili y Mili de Marvel, que cada vez que se encuentran lían unos pifostios del copón…
Y es que cualquier historia del noveno arte en la que comparten protagonismo dos de los tiarrones con más malas pulgas de la Casa de las Ideas es sin duda alguna una muy mala noticia para todo el plantel de malosos que pululan por sus páginas. Por tanto, si eres fan de esta dupla o de cualquiera de ellos por separado no estaría de más que echaras un vistazo a este curioso tomo en el que estos dos se explayan a gusto. Vamos a ver porqué…
Supongo que a poquito friki del noveno arte que seas seguro que te suena el nombre de Peter Milligan (el aclamado guionista de X-Statix), quien desarrolla este encuentro entre los dos vigilantes más violentos y chungos de Marvel. En lo más profundo y oculto de Sudamérica, existe un lugar de leyenda al que sólo han llegado unos pocos elegidos. Ellos son los delincuentes más buscados del mundo, y se refugian en un escondite donde nadie puede encontrarles… Nadie, excepto Punisher. Sin embargo, a quien Frank Castle no espera localizar en semejante guarida es a cierto mutante provisto de garras de Adamántium con quien tiene más de una discusión pendiente.
Ni que decir tiene que todo este argumento recurre al tan manido cliché típico de los crossovers en el que los dos protagonistas de turno se encuentran por azares del destino, se dan de ostias entre ellos y al final acaban formando equipo contra una amenaza común. Y concretamente esa amenaza no es otra cosa que un lugar perdido en el culo del mundo con algunos de los delincuentes de la peor calaña que os podáis imaginar, motivo por el cual a lo largo del argumento veremos a Punisher en su salsa en lo que para él es un paraíso terrenal, por tener la oportunidad de poder masacrar a criminales sin preocuparse de ocasionar daños colaterales.
Y la verdad es que el cómic no tiene mucho más que comentar, pues es simplemente una historia para lucimiento de ambos personajes, con la que demuestran que son dos máquinas de dar hostias, pegar tiros y de repartir mandoblacos que te dejan unos arañazos peores que los de una ninfómana en celo que te clava las uñarras en la espalda en un arrebato de pasión. Aunque personalmente he de decir que para un servidor lo mejor del cómic es su arranque, con toda esa parte del rifi-rafe entre Punisher y el maloso de turno llamado Napoleón, que sirve a modo de prólogo y de presentación de ese infierno en la tierra llamado Erewhon, repleto de la peor escoria del planeta...
En definitiva, Lobezno-Punisher: El santuario del mal es el típico cómic con un argumento simple y sencillo puesto al servicio de la acción pura y dura sin ton ni son, que viene a ser una muestra del tipo de violencia gratuita que se puede liar cuando se juntan estos dos. Por cierto, buen dibujo de Lee Weeks, que con su estilo contribuye a crear ese ambiente oscuro que viene de perlas para ese infernal lugar perdido en medio de la selva. Por lo demás sólo recomiendo su lectura para los fans irredentos de estos tipos duros…