SrGrifter, el
14 de febrero de 2015 en
Cómics
A leer eso de ‘el juicio de Galactus’, los más fans de esa cadena ratonera que es Telecinco seguramente habréis pensado que este buen mozo ha inundado el piso de la vecina o alguna mariconada así y le han citado para acudir al programa llamado ‘De buena ley’ para discutir ahí a voces en plan verdulera loca con una Maruja que le pide un pastón muy serio por daños y perjuicios. Pero no amiguitos, gracias a dios hoy no vamos a hablar de gilipolladas de ese jaez…
Aquí donde me tenéis, hace ya unos cuantos añitos solía visitar una de las tiendas de las que hay en la zona de Callao, en la que se podían encontrar unos tomos llamados Obras Maestras, los cuales recogían algunas de las más espectaculares sagas publicadas por Marvel (actualmente estos tomos son chungos de encontrar). Entre ellas había clasicotes como La Saga del Traje Alienígena, Matanza Máxima, Proyecto Exterminio, Los Señores del Mal y muchos otros grandes clásicos más. Yo en su día pude hacerme con unos cuantos de estos magníficos tomos, los cuales guardo como oro en pañete…
El caso es que el otro día me dio por releerme éste que reseño hoy dedicado a los 4F, y que lleva por título El Juicio de Galactus. Lo primero que hay que decir es que se encuadra dentro de la famosa etapa de John Byrne a cargo de las andanzas de la familia más famosa de Marvel. Se trata de un pedazo de etapón de este grupo, en el que no podía faltar la presencia de Galactus (al que Byrne devuelve gran parte de su grandeza cósmica). De esta forma, la historia comienza con la llegada a la Tierra de su heraldo Terrax, quien tendrá un tremendo enfrentamiento contra los 4F.
Galactus com un posado guapo-guapo
Todo ello da paso a la llegada de un hambriento Galactus, que viene dispuesto a “merendarse” nuestro planeta para saciar su apetito. Pero los héroes no están dispuestos a entregar la Tierra a ese fatídico destino sin enfrentarse a él. De esta forma, la fuerzas combinadas de los Cuatro Fantásticos, Vengadores y Doctor Extraño plantarán cara a esa entidad cósmica, y seremos testigos de cómo Galactus cae por primera vez agotado por la falta de energía (en una espectacular viñeta de John Byrne). Y es que la historia está cargada de momentos míticos, como lo es también la decisión de Reed Richards sobre la necesidad o no de salvar la vida de este gigantesco ente, afirmando que Galactus es vital para el equilibrio universal.
Galactus pedísimo
La verdad es que historias como la que se puede leer en este tomo tienen un encanto especial que se agrandan con el paso de los años. Siempre es una auténtica delicia releer cómics tan buenos, donde se pueden disfrutar momentos míticos como son la aparición de
Nova (un nuevo heraldo de
Galactus)
, o la destrucción del
Mundotrono Skrull, un hecho recordado hace poquito durante la saga de
Invasión Secreta.
Galactus tumbado a la bartola
Pero el momento culmen del argumento lo tendremos en la parte final del tomo, con ese famoso juicio que debería haberse llamado más correctamente El juicio de Reed Richards, pues es Mister Fantástico quien realmente será juzgado y en su defensa deberá exponer cuál es el papel del devorador de mundos en el cosmos. Será justamente aquí donde radica el componente más llamativo de esta historia, en la que el bueno de Byrne usará (en cierto modo) el famoso recurso conocido como ‘romper la cuarta pared’, al hacer que los personajes mencionen la existencia de su cómic o al introducirse a sí mismo en la historia en el momento culminante del proceso contra Reed, por su condición de cronista.
Reed Richards se cree Harry Houdini
En definitiva, Los Cuatro Fantásticos: El juicio de Galactus es un cómic que me gustaría recomendar a todos los fans de este grupo que nunca hayan tenido el placer de catar esta historia y a todos aquellos lectores ávidos de buenos argumentos con sabor añejo. Insisto en que a estas alturas este tomo nº 4 de Obras Maestras es más difícil de encontrar que a Wally en la grada del Frente Atético, pero quizás en aquel coleccionable de Los 4 Fantásticos de John Byrne puedas toparte con esta pedazo de historia.
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