Todo el que nos sigue habitualmente es sabedor del hecho de que la chavalada de este blog nos pirramos por la Johansson, de la cual opinamos que la tía está como para meterla de todo (incluido saldo en el móvil si se terciase). Es por ello que no nos conformamos viéndola sólo con su trajecito de la Viuda Negra, sino que cuando protagoniza algún que otro film en el que nos deleita con su presencia es motivo de algarabía y de festejos varios con pasadobles y charangas aquí en la sede de este humilde blog.
Así que cuando hace un tiempo nos enteramos de la existencia de este largometraje titulado Lucy fuimos conscientes de que acabaríamos sentados en una sala de cine el día del estreno. Por cierto, me gustaría aprovechar esta ocasión que se me brinda para decir a cierto colega mío que argumenta algo así como que la Johansson no vale nada, que haga el favor de acercarse a la óptica San Gabino de su barrio y que pida las gafas de culo de vaso más grandes que haya, porque ese comentario denota que necesita unos lupos de ese jaez o que está falto de un buen par de ostias para espabilarle…
Pero dejémonos ya de gilipolladas y pasemos a comentar el film, sobre el cual diré que en un principio no sólo me atrajo por la chavala en cuestión, sino por esa premisa principal que plantea su argumento sobre el hecho de que los seres humanos usamos sólo el 10% de nuestro cerebro y qué pasaría si alguien pudiera llegar a hacer uso del 90% restante. A colación de este planteamiento me gustaría comentar al respecto que eso de que las personas usamos ese 10% no creo que sea del todo cierto, pues a lo largo de los años la muchachada de este blog hemos ido conociendo a toda una pléyade de gilipollas que dudamos que ni siquiera hayan llegado a alcanzar alguna vez en su puñetera vida ni siquiera la mitad de ese porcentaje, pero bueno, esto es otra historia sobre la cual algún día nos explayaremos…
El caso es que todo ello da lugar a un curioso film de ciencia ficción tras cuyo visionado te puedes quedar un poco perplejo si cuando viste el trailer por primera vez pensaste que esta película iba a ser algo así como una especie de Nikita de última generación (y más estando de por medio el cineasta francés llamado Luc Besson, responsable de guiones como el de la magnífica Transporter). A mí fue lo que me ocurrió y por eso acudí a la sala de cine con la idea preconcebida de que Lucy sería un film de esos en los que la acción te sale hasta por el ojete bajo la premisa de una pibita que ha llegado a desarrollar una habilidades ultra-cojonudas, las cuales usará para despachar de forma espectacular a todo el que se ponga en su camino. Pues me temo, querido lector, que esto no lo encontrarás en esta cinta…
Con todo esto quiero decir que si acudes a tu sala de cine con la intención de ver un film de estas características te advertimos que Lucy no lo es, pues lo que comienza con un prometedor arranque de lo que a priori parece una historia de venganza protagonizada por una fémina, poco a poco va degenerando en una paranoia del copón sobre teorías y postulados de las capacidades de la evolución humana cuando una persona es capaz de desarrollar todo el potencial de nuestro cerebro. Pero vamos, no sé hasta que punto son sostenibles estas capacidades que argumenta el film sobre aptitudes telepáticas, telequinéticas o incluso controlar el propio metabolismo, entre otras muchas cosas más dignas de superhéroes que de seres humanos. Por cierto, ni que decir tiene que el nombre que da título al film no está cogido al azar, pues tratándose de un film sobre teorías evolutivas hay que recordar el hecho de que Lucy es el «primer ser humano» de la Prehistoria, al cual se le dio ese nombre debido a que el descubridor Donald Johanson y su grupo de investigadores estaban escuchando esa canción de Los Beatles en ese instante. Pues bien, la Lucy encarnada por Scarlett Johansson bien podría considerarse como el culmen de la evolución humana.
Mención especial para la actuación de Scarlett Johansson, a quien veremos en unos compases iniciales del film ejerciendo el rol de una pobre chica asustadiza y llorona que sin ella quererlo se ve metida en un embrollo de los chungos, pero que poco a poco ha de cambiar totalmente ese registro a medida que avanza el film y convertirse en un «ser» abstraído en la propia evolución de su cerebro y ajena a todo tipo de emociones y sensaciones que ocurren a su alrededor. Y por supuesto, genial como siempre el gran Morgan Freeman, un actor cumplidor como pocos y cuya mera presencia en un film ya contribuye a garantizar un secundario de garantías.
Sirva toda esta parrafada para reiterar una vez más la idea de que Lucy no es lo que me esperaba y quizás por eso no me haya acabado de convencer. Personalmente me ha resultado un film raro de cojones que va degenerando a medida que va avanzando hasta desembocar en una locura cinematográfica del copón, un tanto confusa en sus instantes finales. No sé lo neurólogos qué pensarán sobre todos los planteamientos presentados en este largometraje (algunos reales y otros ficticios), pero supongo que mientras existan cadenas como Tele5 no creo que nadie pueda expandir hoy por hoy su capacidad cerebral más allá del famoso 10%.
Puntualizando:
– efectivamente, la Johansson nunca ha sido de mis favoritas, ni como actriz ni como belleza, por si me aludías a mí. En cuanto a lo segundo me quedo sin ninguna duda con Olivia Wilde o Gemma Arterton. Las morenas las mejores
– la canción de los Beatles que mencionas es ‘Lucy in the sky with diamonds’. Ya que no lo ha dicho la Almu, lo digo yo
– tu acompañante ya me contó que no vale mucho la peli, pero si quieres una realmente confusa tienes que ver ‘Origen’
– redactar este comentario ha requerido un 11% de mi capacidad mental, mi máximo posible
Claro que iba por ti lo de ponerte lupos de culo de vaso, chaval.
Por cierto, Origen peliculón.