Lunes Molones: Abraham Lincoln – Cazador de Vampiros

Después de una semana de ausencia de Lunes Molón (según el Sr Grifter porque yo tenía una cita importante con mi ginecólogo), nos volvimos a reunir el pintamonas éste y yo para disfrutar de una de esas tardes de glotonería, vicio al FIFA y peli friki. En esta ocasión el Sr Grifter no trajo ninguna peli preparada (sus clases para convertirse en monaguillo no le dejan tiempo libre), por lo que tuvimos que tirar de improvisación. Después de un rato decidiendo qué cojones podíamos ver, decidimos jugárnosla a base de chupitos de leche. El pedo que pillamos fue tan grande que nuestra mente se nubló y escogimos la pirada de olla llamada Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros, dirigida por Timur Bekmambetov (que ya dirigió en su día los pufos Guardianes del día y Guardianes de la noche) y basada en una novela de ficción de Seth Grahame-Smith.

Supongo que como os pasaría a muchos de vosotros, los miembros de este humidle blog nos quedamos cartulinas cuando leímos por Internet las primeras noticias de que se estaba gestando un proyecto con este nombre (ya que desconocíamos la obra impresa). Amos, no me jodas, Abraham Lincoln, el famoso presidente americano con barba y orejones de soplillo protagonizando una peli de vampiros… y encima él sería el encargado de aniquilarlos. Hemos visto cosas raras, pero joder, algo así no nos lo esperábamos. Es cierto que de los americanos se puede esperar cualquiera cosa y, como sabemos, se corren vivos con lo del sentimiento patriótico y con sus banderitas, así que no es de extrañar que viésemos a uno de sus presidentes dando estopa en una peli de este jaez. ¿Protagonizará Obama alguna peli al estilo Will Smith en el futuro? Yo ya me creo todo.

Lincoln a puntito de marcarse un MoonWalker

Desde muy pequeño, el joven Abraham vive con las ansias de ver cumplida su promesa de venganza después de que su madre fuese asesinada. Cuando llega el momento de cumplirla, años más tarde y ya con pelos en los huevos, Lincoln se chocará de bruces ante la evidencia de algo con lo que no contaba: el asesino de su madre es un vampiro. Con los huevos de corbata y cuando está apunto de ser destrozado, es salvado por un desconocido que más tarde le mostrará la verdad que se oculta en la humanidad. Los vampiros existen, pero hay hombres como él, llamados Cazadores de Vampiros, que se encargan de localizarlos y aniquilarlos. Como buen americano, Abraham se pondrá a las órdenes del tipo éste para aprender las debilidades de la raza y tener opciones para su venganza.

Amigos forever.

Si no fuera porque el protagonista de la película es uno de los presidentes de Estados Unidos, podríamos decir que el argumento de esta pirada de mollera estaría más que trallada. Pero no hay que negar que hacer coherentes los hechos históricos sucedidos antes y después de La Guerra de Secesión americana con una raza de vampiros americanos es bastante original. Aunque de una manera muy simple, la película encaja la vida histórica de Lincoln dentro de su vida como cazador de vampiros. Se mostrará un Abraham conforme con la abolición de la esclavitud de la raza negra, muy común en los estados del sur, de su lucha por conseguir la unión de todos los estados, su matrimonio con Mary Todd, la muerte de alguno de sus hijos y la guerra civil entre los estados del norte y del sur, una vez que es elegido presidente.

Esta foto confirma que a los tíos, con la edad, nos crecen orejones.

Aunque claro, que una película sea original no quiere decir que sea divertida ni buena. En mi opinión la película tiene una serie de altibajos que la hacen aburrida por momentos, coincidiendo casi siempre con la parte en la que se muestra la vida política de Lincoln. Porque claro, lo que nosotros queremos ver es al barbudo presidente masacrando vampiros con su hacha y nos la sopla un poco el contexto histórico en el que se producen los hechos. Pero claro, sin ellos no tendría ningún sentido que la película tuviera como protagonista a una figura histórica de este calibre.

En definitiva, una película que ha pasado por nuestros ojines sin pena ni gloria, que hará que pases unos minutos entretenidos frente al televisor, pero que como pasa con varias pelis del director, olvidarás en cuanto termine.