Nueva jornada de lunes friki en la que los dos creadores de este blog volvimos a dar nuevamente rienda suelta al desenfreno en lo que se refiere a los Doritos chili pepper, el puto vicio a la Xbox y las pelis chungas que te cagas. Esta semana le tocaba elegir al nunca bien ponderado Kiko, y sorprendió a propios y a extraños sacándose de la manga este largometraje titulado El perfecto anfitrión (ahí, con un par de cojones el tío).
Ciertamente he de reconocer que cuando me dijo el título de la película yo no pude menos que pensar que esto sería un homenaje a mis buenas maneras con las visitas, pues suelo sacarles siempre un té con pastitas que les sienta de rechupete. Sin embargo, pronto este muchacho me ilustró sobre el hecho de que se trataba de un film que se pudo ver en el Festival de Sitges del 2010. Así que como grandes fans de todo lo que se estrena en ese festival (tanto de lo bueno como de las putas mierdas), no pudimos menos que sentarnos a degustarla como merecía la ocasión.
Los que me conocéis de reseñas anteriores seréis sabedores de que llegados a este punto siempre suelo hacer un croquis del argumento del film para que la gente pueda hacerse una idea sobre si lo que va a leer a continuación le va a resultar inquietante o si se la refanfinfla a lo Arteche. Sin embargo, con esta película me encuentro en la tesitura de que si cuento algo del argumento puedo echar por tierra lo sorpresivo del film, cuyo visionado recomiendo sin que tengáis ni pajolera idea sobre su sinopsis ni sobre su trailer. Yo tuve la suerte de verla en esas condiciones y por eso creo que disfruté de ella más que Kiko, quien ya tenía alguna que otra noción sobre este largometraje.
Y es que El perfecto anfitrión es uno de esos films que desde los compases iniciales consiguen atrapar la atención del espectador con una propuesta argumental simple y sencilla pero efectiva. La historia se va desarrollando por unos derroteros ciertamente interesantes, con ligeros toques de comedia, con los que es inevitable no esbozar alguna que otra sonrijuela por lo absurdo de ciertas situaciones gilipollescas.
Pero sin duda alguna, lo más interesante de esta película radica en la evolución de los personajes protagonistas a lo largo del metraje, pues realmente este es uno de esos films en los que las cosas no son lo que parecen y hay algún que otro giro argumental que te deja un poco «piruleta». Ciertamente es aquí donde radica su principal punto fuerte, por la capacidad de sorprender en algunos momentos y hacernos cambiar la noción que teníamos unos instantes antes sobre algunos de los protagonistas, con la consecuente derivación que supone todo ello hacia unos derroteros de thriller psicológico y delirantes, con personajes colgadísimos que están como una puta cabra.
Ciertamente con todo lo reseñado hasta ahora muchos estaréis pensando que esta es la puta peli del siglo y que mientras la estaba viendo me iba frotando por las esquinas como si fuera un oso debido a la emoción del momento. Pues a este respecto he de decir que el film poco a poco va incurriendo en ese mal que aqueja a muchos largometrajes de hoy día, por medio del cual son tantas las vueltas de tuerca que quiere dar con intención de sorprender que al final acaba todo alargándose más de la cuenta y echando por tierra el buen sabor de esos 45 primeros minutos.
Así que si me preguntáis si recomiendo el visionado de El perfecto anfitrión diría que sí, a pesar del hecho de que la interesante propuesta del principio se va diluyendo poco a poco hasta llegar a un final que peca de querer rizar demasiado el rizo. Quizás con una propuesta menos enrevesada la peli hubiera resultado más redonda. En fin, una verdadera lástima…