Otro lunes más en el que mi compi Sr Grifter y yo nos embarcamos en la ardua tarea de comer mierdas hasta reventar, nos echamos unos vicietes (esta vez pasamos del FIFA y nos echamos unos vicios al Dead Nation de la PS3) y nos vemos una peli de canguelo para irnos a la cama con el miedo en el cuerpo. No diréis que en este blog no nos sacrificamos para traeros reseñas de lo más chusqueras. A este paso terminaremos con doscientos kilos, con el colesterol por las nubes y con la considerable pérdida de neuronas que nos causan estas pelis.
He de reconocer que estoy hasta las pelotas, como ya he repetido bastantes veces, de ver películas grabadas cámara en mano. Pero era eso o vernos otra peli de animación de Superman… y claro, ante esa amenaza no tuve más remedio que pasar por el aro. El Sr Grifter llevaba varias semanas dando la coña con ver Grave Encounters 2, pero si lo pienso bien no supuso demasiado problema dado que su primera parte nos pareció en su día más que digna.
The Vicious Brothers vuelven a la palestra con la producción y guión de la secuela del film que les hizo conocidos en este mundillo. Si recordáis, la primera parte nos relata cómo un grupo se introduce en un hospital abandonado con el propósito de grabar un capítulo de un reality consistente precisamente en eso, en alojarse en sitios aparentemente encantados con un equipo de cámaras e intentar grabar algo paranormal. Su secuela parte del hecho de que todo lo grabado en ese hospital se vendió como una película aparentemente basada en hechos falsos. Alex Wright, un joven estudiante de cine, vive obsesionado con la idea de que los hechos filmados en la película son ciertos y decide, junto a un grupo de colegas, acudir al mismo hospital y demostrar la veracidad de los hechos.
Después de un arranque algo lento donde se relatan los hechos por los cuales Alex y sus amiguetes deciden volver al hospital mental encantado, Grave Encounters 2 se pone en situación y nos plantea una película oscura, llena de sobresaltos y fenómenos paranormales que pondrán a los chavales en una situación de vida o muerte. Lo triste es que la historia y casi todo lo que acontece en esta secuela se pudo ver en la primera parte, por lo que muchas situaciones pierden la sorpresa que se pretendía dar.
Da la sensación de que The Vicious Brothers han pretendido vendernos el mismo producto, usando la misma mecánica de la primera parte (un lugar que cambia a placer sus pasillos, movimiento de objetos por entes invisibles y los mismos fantasmas que aterrorizaron a los protagonistas de la primera parte). Han usado como excusa que el grupo de chavales intentan ahondar en los hechos sucedidos en la primera parte para darnos más de lo mismo, pero con protagonistas diferentes. Además, los protagonistas nunca llegan a mostrar ningún tipo de carisma y las conversaciones entre ellos son tan planas que estamos deseando la siguiente escena donde las pasen putas. Y cuando realmente deseas que todos los protas palmen, mal vamos.
En definitiva, una película que se deja ver, pero que baja drásticamente su nivel respecto a su predecesora. Dado el relativo éxito que tuvo su primera parte podrían haberse dejado los cuartos y hacer algo más original que repetir casi la misma mecánica. Además, no convence en ningún momento el uso que intentan darle a las redes sociales y ni siquiera la piradilla de olla del por qué se producen los hechos. Pero vamos, que para una tarde de sábado con la pareja al lado no está nada mal. Si te lo montas bien incluso puedes hacer que la noche termine bastante mejor que la que tienen los protagonistas.
Jo, a mí me decepcionó.
Es un calco de la primera…