Me imagino que a muchos os llamará la atención el hecho de qué coñe hago yo escribiendo una nueva reseña de los ya casi épicos lunes molones cuando esta semana supuestamente le tocaba al nunca bien ponderado Kiko hacerlo. Pues bien, os informo de que este muchacho se ha ido por ahí el finde a hacer la ruta del Bakalao y aún no ha dado señales de vida el tío loco. Así que como había que rellenar el cupo de reseña de peli friki de los lunes me he lanzado yo por bulerías y os voy a hablar de un film titulado The Divide, una apuesta personal a la que tenía echado el ojo desde hace ya un tiempo (como a mi vecina del Bajo).
Lo primero que me llamó la atención de ella es que fue presentada en el Festival de Sitges del año pasado, y ya sabéis que todo lo que se proyecta allí nos pone mazo de brutotes. Además que cualquier friki de pura cepa que ve una portada de un film como la ahí expuesta es normal que se sienta más atraído por ella que un gordaco a un paquete de Donettes. El caso es que tras haberla visionado me quiero permitir el lujo de recomendarla al gentío con esta reseña…
Y lo primero que hay que decir sobre The Divide es que se trata de un thriller psicológico de ciencia-ficción en toda regla, ambientado en un escenario post-apocalíptico. Y es que todo arranca con una caótica carrera hacia el sótano de un edificio de apartamentos en Nueva York justo antes de que afuera la ciudad se vea diezmada por el ataque de unos misiles nucleares. Cuando una explosión catastrófica arrasa casi toda ella, ocho extraños se guarecen en ese sótano del edificio, un refugio nuclear diseñado por el paranoico encargado Mickey. El lugar tiene apenas espacio, con 3 habitaciones conectadas, pero tiene reservas de alimentos y agua, y al menos el grupo está a salvo de los horrores del exterior y de la radiación. Así que se asientan allí e intentan comprender la catástrofe que ha terminado con sus vidas cotidianas.
Por su argumento puede apreciarse que se trata de uno de esos films claustrofóbicos con un puñado de personajes encerrados en un lugar aislado, donde pronto empezarán a aflorar las tensiones y los malos rollos entre unos y otros por lo desesperanzador del contexto en el que se encuentran. Y ciertamente a través de este variopinto grupo de personajes estereotipados seremos partícipes de hasta qué punto pueden surgir confrontaciones entre las personas cuando son puestos a prueba en una situación límite.
Realmente todo lo demás queda en segundo plano, pues de alguna forma se tratará de imbuir al espectador de la incertidumbre de los protagonistas, ya que en ningún momento sabremos el porqué de ese apocalipsis y quién ha sido el responsable (aunque en el film se barajan ciertas hipótesis de que pueda ser obra de los árabes o de los norcoreanos). Pero realmente eso da igual, porque lo que esta película pretende mostrarnos es un mensaje sobre lo chungo de la naturaleza humana y su capacidad para la destrucción (tanto por lo que ha ocurrido en el exterior como por lo que ocurrirá en el interior de este refugio).
Y es que resulta llamativa ver la degeneración psicológica que se va produciendo en todos y cada uno de ellos a lo largo del film ante una situación que les supera, hasta llegar a un momento de involución total y de anarcoprimitivismo, con el que se demuestra que en una situación donde no hay lugar para el civismo ni para la moral al final acaba imperando la ley del más fuerte.
En definitiva, The Divide es una película que me ha soprendido muy gratamente, aunque para mi humilde gusto se me antojan un pelín excesivas sus dos horas de metraje para mostrarnos ese mensaje desesperanzador de que la raza humana está condenada a su propia autodestrucción. Ciertamente tiene sus altibajos, pues en un film de estas características centrado en un escenario tan concreto es difícil matener el buen ritmo del arranque en todo momento. Eso sí, su tramo final seguro que no le deja a nadie indiferente por todo lo que aquí acontece. Pero ya lo decía el bueno de Pío Baroja: «El hombre es malo por naturaleza», y aquí nos quedará muy clarito…