Otro Lunes Molón en el que me toca hacer la reseña. No sé qué habré hecho en una vida anterior, pero está claro que esto es un castigo de algún tipo por alguna tropelía que hice en alguna de mis vidas pasadas. Esto se empieza a convertir en intentar conseguir la peli más truñaco que podamos encontrar para que el otro pringao de la sala tenga que hacer una reseña. Esta vez el Sr Grifter vino bajo el brazo con una peli que decía que ponían bien en todos los foros frikis que lee con frecuencia (a parte de los de Pokemon, del que es gran aficionado). Que el director sea el mismo tio de Cabin Fever no dice mucho a su favor, pero al parecer la cosa tenía buena pinta. Qué cojones, que el propio Sr Grifter venga emocionado por una película hace que me tiemblen las canillas.
La portada de The Innkeepers está chula, recordando a ese cine de los ochenta que tanto nos hizo disfrutar. Lo triste es que seguramente algún pobre nostálgico caerá en sus redes sólo por eso. Todo apuntaba a otro pufazo, pero aún así nos la jugamos y decidimos verla. Hoteles encantados, fantasmas y sustos… ¿qué más se puede pedir para los lunes? Sí, es cierto, podríamos esperar algo más, pero es que ya nos conformamos con poca cosa.
La pensión Yankee Pedlar se encuentra en sus últimos días. El poco éxito de clientela ha provocado que su cierre sea inminente. Su época de esplendor como hotel encantado ha pasado y ya no tiene el mismo éxito del que gozó antaño. Dos de sus empleados, viendo que el percal se termina, deciden poner a prueba a los fantasmas del lugar, buscando si realmente el hotel guarda en su interior algo paranormal. Quizás lo que encuentren no les mole un cacho.
Firmada por Ti West, director del bodrio Cabin Feber 2 y de la bien valorada The House of The Devil (que caerá en breve en un lunes molón), se nos presenta una película de fantasmas en la que la principal baza del director es la de acojonar al espectador sin mostrar nada. Y es que The Innkeepers tiene todos los ingredientes para ser una buena peli de fantasmas: un hotel en decadencia siempre da juego en este tipo de menesteres, pocos clientes para que los pasillos y habitaciones gozen de una inquietante tranquilidad, una habitación en la que los más oscuros rumores afirman que se cometió un atroz asesinato y unos jóvenes frikazos con ganas de jugar con el mundo paranormal.
Quizás si todo lo dicho anteriormente batiésemos con un buen argumento y un ritmo de película saludable se hubiese tenido un resultado diferente. Y es que The Innkeepers adolece de que durante todo el metraje no pasa absolutamente nada… pero nada de nada… salvo quizás los últimos minutos donde la cosa se pone un poquito interesante.
Pocos serán los que soporten el sopor de la primera hora de la película, donde ambos empleados inician su búsqueda de los secretos paranormales que guarda el pequeño hotel. Está bien que se nos muestre la relación de ambos chavales y sus paranoias respecto al mundo paranormal, pero Ti (vaya nombre, no me jodas. Sólo hay que ver esta foto para darse cuenta de qué tipo de tío tiene que ser) tarda demasiado en mostrar los frutos de tal búsqueda. Tanto, que cuando llega estás un poco hasta los cojones del hotel y de sus movidas.
Lo más destacable de The Innkeepers es que consigue un ambiente de tensión durante los últimos minutos de metraje (quizás los últimos quince minutos) bastante bien conseguidos, aún cuando los efectos paranormales son más que normalitos. Te dejo a ti, ¡oh, sabio lector!, la decisión de si esos 15 minutos merecen la pena para tragarte el truñaco importante del que hace gala la primera hora.