Cualquiera de vosotros que lea el título de la última peli que nos hemos tragado el nunca bien ponderado Kiko y yo en nuestras reuniones frikis de los lunes se pensará que nos hemos vuelto unos julandracas de pura cepa y ahora nos dedicamos a ver dramones acojonantes de esos de adolescentes. Y ciertamente he de confesar que cuando este muchacho me dijo (sin pestañear y a sangre fría) el título de este film que me tenía preparado estuve a punto de decirle que se podía meter su peli por el ojete.
Y lo primero que diremos de ella es que trata de una película australiana, lo cual nos sorprendió porque pensábamos que por aquellas tierras sólo se rodaban pelis de canguros. Lo curioso de esta cinta es que venía avalada por una más que decente crítica y por haber sido premiada en el Festival de Cine de Toronto, ganando el premio a la Mejor Película dentro de la sección Midnight Madness en la edición de 2009. Además también se pudo visionar en el Festival de Sitges de aquel año, y el simple hecho de ser una peli proyectada allí para nosotros es algo más que suficiente…
Su argumento nos pone en el pellejo de Brent, un pelos con aires de chulazo de instituto que rechaza la invitación de Lola (una muchacha feucha y de apariencia apacible) para ser su acompañente en el baile de fin de curso. Lo que nuestro protagonista no se puede ni siquiera imaginar es que Lola (que está como una puta cabra) y el padre de ésta lo acabarán secuestrando y tendrá que luchar desesperadamente para sobrevivir a la macabra celebración que han preparado para él.
Si alguno de vosotros tenéis pensado jugárosla con el visionado de este film, os pondremos sobre aviso de que no os dejéis engañar por la primera media hora de metraje, pues hasta que la película arranca con lo interesante del meollo corres el riesgo de aburrirte más que Ricky Martin en la Mansión Playboy. Pero una vez que se deja atrás esa parte pseudo-soporífera hay que reconocer que este largometraje gana bastantes enteros y logra suscitar de forma repentina el interés del espectador por las vicisitudes que ha de sufrir este pobre chaval en ese lugar donde es retenido contra su voluntad.
A este respecto hay que decir que The Loved Ones es uno de esos films de bajo presupuesto y rodada con cuatro duros, que basa lo poquito que tiene en las interpretaciones más o menos solventes de los actores. Y es que ciertamente uno llega a empatizar con el pobre protagonista y realmente lo llegas a pasar mal por él ante todas las barrabasadas que le acontecen por el simple hecho de que una puta loca psicótica y desequilibrada se ha enamorado de sus huesines. Más interesantes resultan, en mi opinión, las actuaciones de los dos «taraos» del film (padre e hija), pues son personajes a los que realmente llegas a odiar y llega un momento en el que casi anhelas que el protagonista o quien sea les acabe reventando la cabeza aunque sea a base de hostias…
Por tanto, si nos preguntáis si el film genera tesión y si sabe mantenerla a lo largo de la cinta hemos de responder que sí, pues al final de la misma yo creo que hasta nos dejó hasta mal cuerpo y todo. Y es que esa mezcolanza que tiene con reminiscencias de películas como Carrie, Misery y hasta de La Matanza de Texas dan como resultado un largometraje bastante resultón, que creemos que agradará a los más dados a las teenages movies.
En definitiva, The Loved Ones es un film que nos permitimos el lujo de recomendar a pesar de su apariencia pufo de los primeros momentos del metraje. Además a muchos guaperas les dejará la moraleja aleccionadora de que tengan mucho cuidadín a la hora de rechazar a la feucha de turno, porque como se le crucen los cables os puede liar la de dios. Por cierto, alguien debería recomendar a los protagonistas que usen champú con acondicionador, pues toda la cinta es un canto a los pelos locos y grasientos, no me jodas…