Para miedo encarnado el que tenemos nosotros cada vez que nos vemos ahí en pelotas delante del espejo. Pero hoy no queremos hablaros sobre nuestros cuerpos serranazos, sino sobre cierta inquietante novedad comiquera que yo personalmente llevaba muchísimo tiempo esperando. Creo que ya he comentado en alguna ocasión que hará cosa de 4 ó 5 años dejé de comprar grapa de Panini por la ínfima calidad en la que publicaban en este formato con un papel ratonero y cansado de esa situación de cómics flácidos y poco consistentes decidí pillar sólo tomos.
Como consecuencia de ello estuve un poco desenganchado de Marvel a partir de esa etapa conocida como la Edad Heroica, quedándome sin leer las sagas posteriores a ese evento. Y debido a ese hecho de renegar de la grapa me perdí una de las sagas que siempre me ha llamado mucho la atención y que llevaba bastante tiempo esperando su reedición en formato tomo para poder disfrutarla de una zorra vez. Me estoy refiriendo a Miedo Encarnado, de la que por fin se han conjuntado los planetoides de la galaxia para que los muchachuelos de Panini hayan sacado el tan deseado Marvel Deluxe de rigor, que recopila íntegra la serie troncal de este esperado evento.
Para el que no tenga ni zorri de su argumento diremos que se trata de una saga cuya trama parte de la idea de que La Serpiente (hermano de Odín) ha vuelto para vengarse de todos los Asgardianos y de paso destruir la Tierra con la ayuda de Pecado (la hija de Cráneo Rojo) como aliado. De esta forma, La Serpiente envía 8 martillos propios para armar su ejército, los cuales caen en manos de la propia Pecado, Hulk, La Cosa, Juggernaut, Titania, Gárgola Gris, Attuma y El Hombre Absorbente. Pero ellos no son responsables de sus actos, sino que están controlados por unos avatares llamados Los Dignos.
Siendo sinceros he de decir que tenía muchas esperanzas puestas en esta saga antes de leerla, pues contaba con todos los ingredientes que a mí me inquietan para pasarlo pipa delante de un cómic de Marvel: un amenaza chunga que te cagas y un montón de héroes reunidos para enfrentarla juntos. Además todos los megaeventos anteriores a este Miedo Encarnado (Civil War, World War Hulk, Secret Invasion, Asedio, etc…) me habían gustado bastante, en mayor o menor medida y con todos ellos había tenido ciertos momentos de disfrute cuando los leí en su día con los ojos como platos. Sin embargo, yo no sé si es que con los años me estoy volviendo un viejo cascarrabias de esos, pero he de reconocer que con Miedo Encarnado no he tenido esa sensación en ningún momento, e incluso sus consecuencias no tienen un nivel de repercusiones como tuvieron en su día la mayoría de los eventos comentados más arriba.
Cierto es que a lo largo de las páginas del tomo contaremos con los sempiternos elementos de esos grandes crossovers de Marvel (la típica muerte de algún protagonista, enfrentamientos titánicos entre algunos personajes con niveles de poder tremebundos y algún que otro hecho aislado un tanto inquietante o sorprendente), pero insisto que en su conjunto ha sido un tomo que me ha dejado bastante indiferente y no ha cumplido esas expectativas que yo tenía puestas en esta saga. Ni siquiera el hecho de tener a la trinidad de los Vengadores (Iron man, Thor y el Capi) trabajando de forma ardua e incansable para evitar la derrota ante esta tremenda amenaza, ni esa sensación de miedo que se trata de dejar patente a lo largo de la historia (tanto en los héroes como en la gente de a pie) han podido salvar los muebles de este evento en sí. Quizás si lo hubiera leído en formato grapa (en su conjunto, intercalando los tie-ins correspondientes) la cosa me habría agradado más, pero lo que es la serie principal como tal leída de un tirón no me ha dejado buen sabor de boca.
En definitiva, Marvel Deluxe. Miedo Encarnado es un tomo que a pesar de tener todos esos elementos que todo buen seguidor de Marvel desea (muchos héroes unidos, villanos a priori imparables y momentos de desesperación de los personajes principales de turno), toda esa mezcolanza de ingredientes no dan lugar a una de esas historias épicas que le lleguen a emocionar a uno, e incluso hay momentos a los que se les podía haber sacado más chicha y se dejan ahí un tanto desaprovechados. Eso sí, como nota positiva hay que destacar el dibujazo del gran Stuart Immomen, con su estilo suyo tan personal y característico, con trazo limpio y sin excesivo detalle, pero que en conjunto es una verdadera delicia visual para los sentidos.