A poco tío sorderas que seas y te digan rápidamente y sin vocalizar eso de Marvels lo mismo te viene a la cabeza la chavalaza cubana aquella que estaba tan sumamente buenorra y que movía el esqueleto en el programa aquel de Fama Revolution (Marbelys creo que se llamaba la moza). Pero no amiguitos, aunque seguramente a muchos os gustaría que dedicáramos unas palabrejas a esta chavala y a su famoso posado en Interviú, me temo que hoy no va a ser el día.
El caso es que a poquito frikazo del noveno que seas tienes que haber leído Marvels por cojones. Para todo aquel que no lo conozca, aparte de decirle que se merece un par de ostias, comentaremos también que es una magistral serie limitada de cuatro números publicada allá en el año 1994, la cual venía avalada por esa magnífica dupla formada por Kurt Busiek y Alex Ross. Llamadme «pesao», tío tocacojones o lo que queráis, pero insisto una vez más en el hecho de que si a estas alturas no has leído ese comicazo no tienes perdón de Dios, pues personalmente creo que si me apuntaran al careto con un trabuco y me obligaran a decir mi top 5 de cómics preferidos seguramente Marvels estaría incluido…
A modo de culturilla general diremos que aquella serie limitada nos venía a contar el origen del universo Marvel y la llegada de los metahumanos a la vida diaria de las personas, mostrado todo desde el punto de vista de Phil Sheldon, un joven reportero y fotógrafo que, desde principios de la década de los 40 hasta su jubilación en los años 70, atestigua cómo su mundo cambia para siempre ante la aparición de los superhéroes, referidos por Phil como «Prodigios» a lo largo de toda la narrativa, y cómo las personas a su alrededor se encuentran tanto asombradas como intimidadas por estos seres con habilidades sobrenaturales.
Pues bien, esa primera parte de Marvels (con la que Kurt Busiek y Alex Ross homenajearon a su manera al Universo Marvel y devolvieron la originalidad y la frescura al género superheroico) fue tan sumamente cojonuda que era de esperar que en algún momento tuviera una secuela. Precisamente ésta fue publicada por estos lares allá por el año 2010, y como he vuelto a leerla hace unos días qué menos que aprovechar la ocasión para recomendarla con esta reseña a todos los frikis del mundo que aún no la hayan catado.
De esta forma, en Marvels: El ojo de la cámara volveremos a ponernos en el pellejo de Phil Sheldon, el fotógrafo que a lo largo de los años ha ido registrando con su cámara los momentos más importantes protagonizados por “los prodigios”, plasmando con su trabajo las reacciones de las personas normales ante algunos de los hechos más importantes acontecidos en el universo marvel. Por tanto, esta secuela nos traslada básicamente al momento en donde se quedó la primera parte, donde vemos a un Sheldon cansado de ese “nuevo mundo” de seres extraordinarios que ya no parece guardar sorpresas ni emociones para él. Pero pronto empiezan a surgir nuevos prodigios y a suceder nuevas historias que no podrá evitar contar, y que serán las que encontremos en Marvels: El ojo de la cámara.
¿Qué nuevas historias y personajes nos dará a conocer el bueno de Phil con su sempiterna camarita?. Pues hechos míticos y archiconocidos que gustarán a los más frikis del universo Marvel, los cuales componen una historia que aunque no es tan cojonuda ni tan sorprendente como la obra que lanzó al estrellato a la dupleta Busiek/Ross, es lectura obligada si te lo pasaste pipa con esa primera parte. Y es que su originalidad radica en que aunque se trate de un cómic de superhéroes, estos no son ni mucho menos los protagonistas, sino que la grandeza de esta obra reside en el hecho de que en el momento en el que pasas la primera página y presencias el tremendo dibujazo de Jay Anacleto no puedes evitar pensar que vas a entrar en un cómic que va a dejarte huella (y sobre todo le hace a uno meditar en el hecho de que si vivieras en un mundo con este tipo de seres, seguramente tus reacciones serían como las de las personas normales que plasma Sheldon con su cámara).
En definitiva querido lector, que si en su día te impactó Marvels no puedes perderte esta secuela (y si eres de los que no han leído ni una ni otra insisto una vez más en que no sabemos a qué cojones esperas, alma de cántaro). Vale que Marvels: El ojo de la cámara no llega al nivel de cómic magistral de su antecesor, pero aún así es una de esas lecturas en las que cuando llegas a la última página te reconforta pensar en lo bien que has invertido los cuartos en una miniserie cojonuda, que fue publicada en nuestro país en formato grapa de 3 números dobles y de la cual aún sigo esperando algún tomo recopilatorio tipo Marvel Deluxe. Pondré velitas para ello si hace falta, pardiez…