Tengo que reconocer que si no me hubieran tocado las entradas en un concurso de Aullidos nunca habría ido a ver una película de este estilo. Y es que cuando se dice en público que vas a ver Memorias de un Zombie Adolescente la gente te mira ciñendo las cejas y mirándote raro. Lo más sorprendente es que algunos me decían: «Oye, pues a mi me han dicho que no está mal. Está curiosa y es bastante divertida». Pobres diablos. Yo no tenía ni zorra del argumento ni de la temática, pero no hay que ser detective para intuir que esto era un Crepúsculo de zombies. No me jodas, si ya era triste que amariconaran a los vampiros situándolos en argumentos de amoríos adolescentes, ahora alguien va y se atreve a repetir la fórmula usando zombies. ¿Te imaginas? Un zombie teniendo una relación amorosa…sexual… ¡pero qué pollas están pensando estos guionistas!
ACTUALIZADO: Hemos subido una imágen de última hora 🙂
El argumento de Memorias de un Zombie Adolescente no puede ser más simple y tramboliko al mismo tiempo. El mundo ha sido devastado por una especie de virus que convierte a los cadáveres en zombies, pero hay algo raro en uno de esos cadáveres andantes. R, un joven convertido, tiene la cualidad de poseer pensamientos incluso en su estado putrefacto. Aunque mantiene algunas características humanas su hambre sigue siendo atroz y se muere por poder hincarle el diente a un cerebro fresco, sobre todo porque al comerse uno absorbe todos los pensamientos del dueño de tan exquisito manjar. Al merendarse el cerebro de un joven hará como suyos los sentimientos que éste tenía por una chica, lo que le lleva a enamorarse de ella y protegerla de sus congéneres. Poco a poco el amor entre ambos adolescentes empieza a crecer y juntos intentan conseguir una cura para la epidemia.
Pues sí, éste es el asombroso argumento de tan peculiar película. Arriesgada propuesta que si no fuera porque en ningún momento se toma en serio a sí misma, sería un puto pufo muy serio. Los momentos de humor están presentes durante todo el film y salvan lo que de otra manera sería una pastelada de aupa. Se consigue con gran acierto plasmar los pensamientos del protagonista mediante la voz en off, y es aquí donde se consiguen los gags más graciosos de todo el film. Según va avanzando la trama todo esto va desapareciendo y termina siendo una película más del montón, sin nada reseñable. No sé si mi registro no admite las comedias románticas (es que no puedo con ellas) o que me toca la moral lo absurdo de que se plantee una historia de amor entre un zombie y cualquier otra cosa (animada o no).
Si nos abstraemos de todos los elementos amorosos queda una película sosa (salvo algunos gags graciosetes), con pocos momentos de acción y que a mí me dejó con una sensación un poco extraña (la típica que se traduce en: no pago por ver esto en el cine ni loco). Quizás el punto más fuerte que puede salvarse de Memorias de un Zombie Adolescente y que ya se ha visto en otras películas (como en La Tierra de los Muertos Vivientes de George A. Romero) es plantearnos la sugerente idea de que los zombies (o en este caso, quizás sería mejor decir infectados) guarden algún tipo de humanidad en su interior que es eclipsada por los efectos de una enfermedad. Es decir… ¿qué pasa si bajo su espeluznante estado éstos mantuviesen rasgos humanos y fuera posible una cura? Pero vamos, todo este trasfondo metafísico no es para nada bien explotado y se pierde de la misma forma que el interés del espectador en el tramo final de la película, donde el humor termina desapareciendo y termina planteándose una comedia romántica entre un zombie (poco desgastado, la verdad) y una joven.
En definitiva, una propuesta original dentro del mundo zombie que se queda en nada. Quizás el público al que va dirigido el film sepa apreciar más todo su potencial (sobre todo las niñas que verán atractivo a un zombie que, como he dicho antes, está muy poco desgastado), pero con más de treinta primaveras sobre mi espalda se me hizo algo aburrida y sosa.
Trambolico? Jajaja y quiso volá y voló
Sobre todo habría hecho volá al gilipollas de la fila de atrás, se pué ser más toli
En todas las salas de cine hay un gilipollas (teoría inquietante cuando es uno mismo el que está solo en la sala).