Todo el que me conoce un poquito es sabedor de mi admiración por Los Simpsons (sobre todo por ese crack que es el bueno de Homer), que junto con Bob Esponja, lo considero como de lo mejorcito de la tele y de lo poco que vale la pena. Por cierto, alguno se quedará to cartulina por mi declarada devoción por Bob Esponja. Yo antes también pensaba que debía de ser lo peor, pero tras verlo una noche en Clan tv mientras cenaba (pues no había otra cosa que me interesara en esos momentos), me flipé tanto con el puto episodio que vi que quedé enganchado de tal forma que ahora es lo único que veo mientras ceno. De todas formas, ya dedicaré un post específico al bueno de Bob para ver si consigo más adeptos para la causa. Volviendo al post que nos ocupa, hoy voy a dedicarlo a unos de esos muchos momentos míticos que tiene la serie de los Simpsons, con cierta paranoia que siempre me causa mucha gracia cada vez que lo veo. Tengo que decir que la idea de este post de grandes momentos de los Simpsons viene de mi colega Héctor (otro gran fan de la serie que tiene hasta la 10ª temporada comprada en dvd), pues siempre que nos vemos empezamos a recordar frases o escenas míticas de la serie y entre los dos nos partimos el ojete recordando algunos de esos mejores momentos. Con lo repetida que está la serie seguro que a todos os sonará, pero si aún queda alguien que no ha visto este pasaje que pulse play y lo disfrute, porque es un momento mítico.