Siguiendo esta racha vacacional de hacer relecturas de cosas que ya casi ni recordaba tener o haber comprado, resulta que el otro día me apareció por ahí este curioso tomo que me hizo exclamar la siguiente expresión: «¿Cuándo cojones he comprado yo este cómic, pardiez?». Así que como ni siquiera recordaba si leí esto cuando lo compré en su día, pues me dispuse a ver de qué narices iba este tomo en cuya portada se pueden apreciar a cinco criajos enanurris ataviados de astronautas.
Supongo que en su día me hice con él por aparecer el nombre de Scott Lobdell en la portada, pero no por el hecho de que me guste demasiado cómo guioniza este tío, pues sus etapas en Gen13 o en Wildcats no me hicieron «ni fu ni fa». En cuanto al dibujante Carlos Meglia, me imagino que sabréis que tristemente nos dejó en 2008 a los 50 años de edad debido a un problema coronario, pero sin duda alguna su estilo tan personal y característico es reconocido por todos los amantes del mundillo. Se nota que es uno de los referentes e influencias de Humberto Ramos, ¿verdad?.
Bien podría pensarse que Monster World tiene algo que ver con los estudios de Tele5 teniendo en cuenta su título, pero os informo de que no es así. La historia trata sobre una nave espacial en la que los tripulantes son 5 jóvenes que viajan en ella en un estado de animación suspendida. Al parecer estos criajos fueron elegidos por su potencial genético para colonizar SOL B, pues ellos son la única esperanza de la Tierra. A priori estaba previsto que llegaran allí en un período de 20 años. Sin embargo algo sale mal, pues la nave choca contra algo, provocando que su estado de animación suspendida sea interrumpido mucho antes de cuando estaba previsto que debían de despertar ya como adultos. Su única posibilidad es abandonar la nave en las cápsulas de salvamento y llegar al planeta habitable más próximo que hay con respecto a donde han caído: Monster World.
Ciertamente hay que comentar que el cómic es un popurrí de clichés del género de la ciencia-ficción mezclados con estereotipos del género de terror, ya que Monster World es un planeta habitado por vampiros, momias, hombres lobo, étc… (eso por no hablar del guiño total que hay al monstruo de Frankenstein).
Sin embargo, para mi humilde gusto, lo que tenía potencial para ser una buena historia conjunta de terror y ciencia-ficción está plasmado desde un punto de vista muy simple y casi hasta infantiloide diría yo (aunque supongo que es normal hasta cierto punto estando la historia protagonizada por unos chavalines de mierda). Y es que el hilo argumental se centra sobre todo en las vicisitudes que les van pasando a cada uno de ellos hasta encontrarse, pues cuando cayeron en ese planeta lo hicieron en distintos puntos del mismo y tendrán que ir sorteando peligros mientras se buscan unos a otros.
Insisto en que para mi gusto creo que es una pena que esta historia no se haya enfocado desde un punto de vista más adulto. Ciertamente Lobdell no es que sea precisamente un guionista conocido por estas historias de tintes infantiloides. No sé hasta qué punto las necesidades editoriales le impondrían un tono de la obra como este, o si desde el principio el proyecto estaba concebido así. Pero yo sigo pensando que si hubiera sido una historia de ciencia-ficción y de terror puro y duro protagonizada por personajes adultos, a mí personalmente me habría dejado mejor sabor de boca (pero oye, que al menos se deja leer, ¿eh?). Por cierto, la historia queda con un final abierto como para ser continuada, pero yo nunca más volví a tener constancia de que se volviera a publicar algo más de Monster World por estos lares. ¿Y vosotros…?.