Hoy toca hablar sobre otra relectura de hace unos días sobre este tomo publicado por Norma editorial allá por el 2007 dentro de su línea Made in Hell, que como sabéis se trata de una línea de comics de terror en la que se publican cosillas bastante interesantes de vez en cuando). Incluso hace ya un tiempo escuché el rumor de que se está preparando una adaptación cinematográfica, lo cual no sería de extrañar, ya que el argumento se presta bastante bien para realizar una película de las conocidas como terror adolescente.
Lo que sí es cierto es que si uno lee este tomo de Night Mary es casi inevitable que no le venga a la cabeza el recuerdo de todo un clásico del cine como fue en su día Pesadilla en Elm Street, en el sentido de que en este cómic se echará mano de la idea de que uno puede pasarlo bastante mal y sufrir lo suyo en el mundo de los sueños. El guionista encargado de desarrollar esta pesadilla onírica no es otro que Rick Remender, al que recordaréis por cosillas como Frankencastle o la nueva serie de Venom.
Pero centrémenos en su cómic de Night Mary, donde nos encontraremos la historia de una jovenzuela llamada Mary Specter, que posee el curioso don de introducirse en los sueños de los demás. De esta forma, nuestra protagonista aprovechará esa facultad suya (junto con la ayuda de su padre, un científico de índole freudiana) para tratar a pacientes con ciertos desequilibrios y trastornos psicológicos, con el fin de ayudarles desde lo más profundo de su subconsciente. Sin embargo, lo que a priori parece una terapia inofensiva se tornará en una auténtica pesadilla (nunca mejor dicho), cuando algunos de los pacientes de los que Mary ha entrado en sus sueños empiezan a manifestar tendencias psicóticas. Pronto descubriremos también que el padre de Mary oculta un terrible secreto y parece saber algo más sobre todo este asunto.
Sin duda alguna, lo más llamativo del cómic es el hecho de que si al principio está bastante bien diferenciado el mundo de lo onírico con respecto mundo real, a medida que nos vamos adentrando en la historia llegaremos a un momento en el que esa diferencia se diluye casi por completo, y habrá ciertos instantes puntuales en el que se juega un poco al despiste sobre en cuál de los dos planos se está desarrollando la historia. Y por supuesto, igual que ocurre en muchos films de terror, los acontecimientos se precipitarán hasta llegar a un final un tanto inquietante que le dejará a más de uno con la mosca detrás de la oreja.
Mención especial merece el dibujo de Kieron Dwyer, al que muchos definen sus viñetas como una especie de estilo a medio camino entre el boceto y el entintado. Sin duda alguna, llama la atención ese trazo tan peculiar con ese uso del rayado y esos colores oscuros, que ayudan a acrecentar el tono tétrico y macabro de la obra. En definitiva, un cómic que contiene una lectura decentita que se ajustará sobre todo al gusto de los seguidores de las típicas pelis de terror adolescente, y en el que acompañaremos a nuestra joven protagonista en un viaje dentro de una auténtica pesadilla. Así que ya sabes…, ten mucho cuidado con lo que sueñas si Mary Specter anda por ahí cerca.