Night of the demons

Ayer tuvo lugar nuevamente uno de esos llamados «lunes de vicio» en los que los dos creadores de este blog (el nunca bien ponderado Kiko y un servidor) nos reunimos en su casa para potenciar nuestro frikismo con el Fifa y con pelis chungas. Hay que comentar al respecto que ayer contamos con la aparición estelar de una guest starring (nuestra coleguita Mar, reportera homologada del blog) quien puso la condición de acoplarse a la tarde de frikismo a condición de que no se pusiera a lo largo de la misma ninguna peli de Bruce «el puto amo» Campbell.

Como nota curiosa hay que comentar el hecho de que esta muchacha diga que las pelis de Bruce son muy frikis para su gusto y luego vaya y se la juegue con La maldición de la bruja vikinga y otros films de esa calaña (en fin, vivir para ver). El caso es que como Kiko y yo somos unos caballerazos cumplimos con nuestra promesa de no poner ninguna peli de Bruce, pero como no se dijo nada sobre poner otro tipo de pelis chungas cogimos y la obligamos a ver este film que nos ocupa. Resultado de la velada: pues que  a pesar de las tablas de Kiko y mías con este tipo de cine, esta moza no fue la única que acabó casi haciendo «eses» tras el visionado.

Night of the Demons es un remake de un film ochentero del mismo título, que por lo que he podido documentarme es una película de culto. He de comentar que el film en el que se basa no lo he visto, pero es que tras este remake que vimos ayer no me ha dejado con demasiadas ganas de acercarme a él. Y eso que cuando visioné en su día (hace ya la tira de años) una película  de temática similar titulada Demons tengo que reconocer que me encandiló bastante, pero claro, hay que decir que cuando la vi era un jovenzuelo impresionable, y seguramente si la volviera a echar un vistazo hoy día acabaría preguntándome cómo pudo gustarme tanto semejante pufo por aquel entonces.

Volviendo al film que nos ocupa hay que reseñar sobre él que el argumento es el visto en infinidad de películas de este género en el que un grupo de jovenzuelos se quedan encerrados en una mansión en la que se esconde algo maligno dispuesto en acabar con todos ellos. Como es de suponer se recurre a los manidos clichés tales como jóvenes locuelos que se pirran por el alcohol, tipas buenorras y facilonas dispuestas a frotarse tras un par de copazos, escenas gratuitas de tetámenes bien puestos y más grandes que mi cabeza, humor negro e incluso momentos inquietantes en plan «rollo-bollo» (que francamente Kiko y yo presenciamos con una sonrisa de oreja a oreja, pero nuestra invitada no tanto).

Por supuesto hay que comentar también como nota curiosa la aparición en el film de Edward Furlong, al que recordaréis como aquel jovenzuelo de flequillo rebelde que interpretó a John Connor en la mítica Terminator 2. La verdad es que nos impresionó verle tan «gordaco» con un papadoncio que parecía un pelícano y dejándonos la sensación de que se había comido a John Connor (vamos, que el pobre muchacho sí que está «Acabator 2»). Y por supuesto, hay que mencionar la aparición estelar en el film de uno de mis mitos eróticos de antaño desde que la vi en American Pie, que no es otra que la siempre inquietante Shannon Elizabeth, y que en este film sigue igual de sensual y de atractiva que siempre (doy fe). Comentaré también que la escena en la que sale bebiendo de una botella con un peculiar estilazo ha sido lo más grande que he presenciado en años.

En definitiva, Night of the Demons es un film gamberro y desenfadado sin mayores pretensiones que mostrar el manido cliché de un grupo de jovenzuelos pasándolas canutas ante unos demonios feuchos y deformes que les hacen tener la peor noche de sus vidas.  Desde Vas Tú Listo la recomendamos única y exclusivamente para gente con muchas tablas en este tipo de películas, porque para el público no acostumbrado a ellas les puede resultar demasiado atípica para su gusto. A nosotros al menos nos dejó una sensación de «chungueza» enorme a pesar de las  numerosas tardes gloriosas que hemos pasado con este tipo de cine (por eso pensamos que en una persona no tan «entrenada» puede causar estragos y escabechinas varias en sus neuronas).