Todos aquellos que no tengáis alzheimer o que no os hayáis dado un hostión en la cabeza recientemente recordaréis que en mi reseña del tomo anterior me referí al hecho de que estos tomos que ahondan en toda esa plaga zombie del famoso film de George A. Romero no aportaban absolutamente nada nuevo y eran unos tremendos sacacuartos de los frikis que nos dejamos embelesar por cualquier cosa de temática zombie. El caso es que comenté también que a pesar de ello volvería a caer con el siguiente tomo que saliera a la venta, y cual pitoniso de la cartomancia acerté de pleno…
Así que nada, aquí me hallo con este tercer volumen de la saga de cómics derivada del antes mencionado film del maestro Romero, en el que se ahonda en más detalles de esa infección zombie. Y es que los de la editorial Glenat se han propuesto meternos la temática zombie hasta por el ojete y casi cada mes tenemos en los kioscos alguna novedad comiquera protagonizada por estos seres putrefactos (tomando así el relevo de las portadas del Hola con lo de la boda de la Duquesa de Alba).
El caso es que el guionista Mike Wolfer nos introduce en esta historia ambientada un año después de la aparición de la epidemia que devastó la costa este de los Estados Unidos. Esta vez los protagonistas serán un grupo de jovenzuelos con chavalas de tetazas tremendas y cachitas chulazos, perdidos en medio de la nada y siendo viíctimas de un nuevo brote de esta plaga zombie.
Ciertamente el cómic no aporta nada nuevo que no se haya visto en los volúmenes anteriores de esta misma saga o en otros títulos de Avatar Press tales como Escape of the living dead o Plague of the living dead. A lo largo de las páginas veremos un nuevo popurrí de sexo y violencia explícita con toques gore y gente comida viva a lo bestia. La única aportación novedosa es la aparición de una especie de secta de las colinas repleta de «taraos» y de fanáticos que verán en estos zombies el arma ideal para liberar al mundo de los cerdos capitalistas y crear una nueva sociedad a su antojo. Tampoco faltarán viejos conocidos del primer tomo tales como Christine y Don, que al menos sirven para aportar un pequeño halo de continuidad a toda esta saga derivada del film (todo ello aderezado con algún que otro flashback que ahonda en las viejas rencillas existentes entre estos dos).
La cosa tiene poco más que añadir, salvo que este argumento es un nuevo ejemplo de que a veces los humanos pueden ser peores que los pobres zombies, pues al fin y al cabo estos son únicamente peleles descerebrados que se mueven sólo por sus impulsos de merendarse a todo el que se les cruce por delante (anda mira, como los 18 añeros de hoy día…). Sin embargo, el ser humano puede ser mucho más maquiavélico y cabronazo, sobre todo cuando se trata de usar ciertos medios para llegar a determinados fines.
Comentaré por último que el tomo se completa con el Anual del 2011, un número más de relleno que el wonderbra de mi vecina, que nos cuenta la historia de un grupo de refugiados que se aferran a la esperanza de sobrevivir en unos pantanos repletos de cocodrilos, y donde se ahonda una vez más en la idea comentada en el párrafo anterior. El hilo argumental de este anual se centra en la figura de un puto racista que no deja que en el refugio donde él se encuentra «entren negros». Como es de suponer, a partir de aquí se generarán una serie de conflictos con otros supervivientes, y no hace falta ser detective privado para imaginarse que la cosa no acabará demasiado bien entre todos ellos.
En definitiva, este tercer volumen de Night of the living dead es un cómic discretito que recomiendo una vez más solo para grandes fans del género dispuestos a sumergirse en una lectura plagada de recurrentes clichés del género. Nada nuevo que no leyeras en los otros dos volúmenes anteriores…