Seguramente los lectores más castizos y «echaos pa alante» estarán ya hasta los huevos de que en este humilde blog hablemos siempre de tanto Punisher del noveno arte y casi que preferirían que dedicáramos un post a otro tipo de ilustres castigadores (como por ejemplo Rocco el Castigador). Pues mira, puede que si nos pagan lo suficiente algún día nos dediquemos a reseñar las pelis pornacas de Rocco Siffredi, pero mientras tanto aquí seguiremos reseñando a nuestro querido Punisher tradicional del mundo del cómic que tanto nos gusta a la muchachada de este blog.
Y lo último que hemos tenido el placer de leer ha sido este pedazo de tochaco de 216 páginas publicado recientemente por la editorial Panini, dentro de ese relanzamiento de algunos de los personajes de la línea Marvel Knights, como el que ha tenido también Daredevil (de la mano del bueno de Mark Waid) o El Caballero Luna. El caso es que yo personalmente tenía puestas bastantes esperanzas en este cómic debido al hecho de que Greg Rucka siempre me ha resultado un tío competente. Pero he de reconocer que este tomo es una de esas historias que se dejan leer y poco más…
Ainsss, el bueno de Punisher, un buen mozo que recientemente ha pasado por diversas etapas que podrán convencer más o podrán convencer menos. Buenas etapas como por ejemplo la de Ennis (con ese humor negro del que hacía gala en sus primeros instantes para seguidamente hacer de él un personaje de los más oscuro y ajeno al universo Marvel). ¿Y qué me decís de la etapa de Jason Aaron?. Ayyyy, he de reconocer que este guionista hizo ganar muchos enteros a un personaje cuyas historias yo personalmente ya compraba y leía por pura inercia.
El caso es que en este tomo le toca al antes mencionado Greg Rucka intentar aportar su granito de arena al personaje (aunque yo personalmente nunca me hice ilusiones en que lo que pudiera contarnos sobre él llegara a inquietarme tanto como algunas de las historias de Ennis o como la etapa completa de Aaron). Y efectivamente mis pesquisas eran acertadas, pues el bueno de Greg nos cuenta unos de esos argumentos que pasarán sin pena ni gloria.
Y es que se trata simplemente de una historia en la que presenciaremos a un Punisher parco en palabras y sin sus sempiternas notas mentales que a mí tanto me gustan, pues su protagonismo queda relegado a un segundo plano con respecto a otros personajes que serán quienes lleven el hilo conductor de la historia. Todo arranca con una matanza en una boda en la que mueren todos los invitados menos la novia (un antigua marine). De alguna forma esta pobre muchacha empatiza con Punisher, quien se verá en la obligación de hacer pagar a los responsables de esa puta escabechina y para ello acabará contando con la inestimable colaboración de esta moza.
Como veis, se trata de una historia con venganzas de por medio y cuentas que ajustar en la que conoceremos cómo se las gasta cierta organización criminal repleta de gente muy mala y muy chunga, pero a los que aún les queda mucho pan bimbo por comer para poder tocar los cojones al bueno de Frank. Eso sí, resulta destacable la labor del dibujante Marco Checchetto con ese estilo oscuro y sombrío que viene de perlas para un argumento de estas características (espero ver más a menudo el arte de este maromo con los pincelitos porque me ha resultado lo mejor del tomo, con diferencia…).
En definitiva, un cómic que sólo recomiendo a los más fans de Punisher o a la gente ávida de coleccionismo acérrimo sobre el personaje. En mi humilde opinión, si quieres leer algo cojonudo sobre Frank Castle y no has catado aún los tomos de Jason Aaron acércate mejor a ellos que a esto (cual jovenzuelo que arrima cebolleta a una rubia minifaldera en la disco de su barrio).