Los más frikis del lugar esperarían en su día el estreno de este film por el simple hecho de que está basado en un cómic de Warren Ellis (en este blog ya hicimos la reseña de él en su día). En esta película volvemos a encontrar el sempiterno dilema de las adaptaciones que recrean el cómic tomándose ciertas libertades y ciertas licencias, pues verdaderamente en Red todo esto estará muy presente, ya que integra a una serie de personajes que en el cómic no salen y se cambian bastantes cosas del argumento. Pero como ya he dicho en muchas ocasiones, si el resultado es un film entretenido con el que pasar un buen rato todo se perdona (y en mi opinión creo que esta película cumple con ese cometido).
Por cierto, antes de continuar me gustaría comentar que no estaría de más que os echárais un vistazo al cómic en el que está inspirado la película, porque hace poco ha sido reeditado por Norma editorial y es encontrable en cualquier tienda especializada. Y es que si muchos de vosotros os leéis «el libro» antes de ir a ver ciertas películas, porqué no hacer eso mismo también con un cómic (a lo mejor la experiencia os sorprende gratamente).
Centrándonos ya en el film que nos ocupa, creo que lo primero de todo es explicar el porqué de su título: RED. Pues bien, se trata de unas siglas que vienen a significar algo como Retirado Extremadamente Peligroso, aunque en el film para que «casen» mejor las letras del castellano con respecto al inglés se aludirá a ello como Red de Espías Desactivados. Y es que el film nos mete en el pellejo de Frank Moses, un ex-agente de la CIA al que se le «cae la casa encima» debido a la soledad del hombre jubilado y sin familia. Por ello, su mejor afición será la de hablar con una de las teleoperadoras del departamento de pensiones con la que ha establecido cierta amistad a través del teléfono. Sin embargo, un buen día la tranquilidad de su nueva vida de jubilado será interrumpida cuando un grupo de enmascarados irrumpen en su casa con intención de «silenciar» a Frank. Y será a partir de aquí cuando al espectador le surge la pregunta de…, «¿pero y silenciarle porqué?».
A partir de aquí el film entra en la dinámica de una continua huida de Frank con respecto a la gente que quiere acabar con su vida, con la sorpresa añadida de cuando descubra que sus perseguidores no son otros que agentes de la CIA. Por tanto, nuestro protagonista se verá en la obligación de acudir a sus viejos colegas con los que trabajó en sus años mozos para averiguar quién quiere su cabeza a estas alturas y porqué. Detrás de todo ello pronto descubriremos una urdida trama de trapos sucios gubernamentales de un antiguo asunto con viejos cabos sueltos a los que hay que silenciar (y Frank Moses es uno de ellos).
Pero sin duda alguna, lo mejor del film es todo el plantel de actorazos con los que cuenta, donde aquí uno no se podrá recrear los ojines por ser unos bellezones, pero ello se suple con un despliegue de talento de viejas glorias de Hollywood. Y es que a lo largo del metraje (aparte de Bruce Willis) veremos desfilar a gente como Morgan Freeman, John Malkovich, Helen Mirren o Richard Dreyfuss (vamos, que desde la peli de Machete no veía un plantel de actores tan carrozones, pero a los que da gusto verles actuar por la experiencia de tantos años). Pero si hasta sale en el film el bueno de Ernest Borgnine, que por lo menos debe de tener ya 100 años este tío.
En definitiva, Red me ha resultado una bastante decente película de acción con ciertos toques de comedia y humor que no existían en el cómic homónimo, pero que a la larga no quedan mal en el argumento (sobre todo representados a través del personaje interpretado por Malkovich debido a su estado de locura y paranoia). Un film que es claro exponente del famoso dicho de «más sabe el diablo por viejo que por diablo», y que también es una verdadera muestra de que la experiencia es un grado muy a tener en cuenta. Una película apta para una tarde palomitera con la que disfrutar de acción, tiros y sobre todo de viejas glorias del cine a los que da gusto verlos con esa vitalidad de sus tiempos mozos.
Joder! Ernest Borgnine, yo pensaba que estaba en la tumba.