Lo bueno de tener amigotes que comparten tus aficiones es que algunas veces llegan a casa cargados con alguna sorpresa que desconocías. Eso mismo me pasó la semana pasada, estaba tan tranquilo en el sofá sin hacer nada cuando llegó este colega con el juego Room 25. Miniaturas, losetas que hacen escenarios diferentes, modos de juego, suena interesante. Room 25, del diseñador François Rouzé, es un juego de 1 a 6 jugadores donde vamos a jugar entre 30-45 minutos. Y es que cuando lees las instrucciones y montas el tablero te viene a la cabeza la película Cube…
El juego es un Reality Show donde unos jugadores deben escapar de una trampa formada por 25 habitaciones. Estas habitaciones tienen una casilla de inicio y una llamada “Room 25” por donde escapar.
Las habitaciones comienzan ocultas y el viaje no será fácil. El camino está lleno de trampas y además entre los jugadores hay traidores (guardias secretos). La única habitación que se puede ver al principio del juego es la inicial, al resto se le da la vuelta y se coloca según el modo de juego. Hay habitaciones vacías (seguras), salas de desplazamiento que permiten modificar el mapa, sala de cámaras que permiten ver otras salas ocultas, sala de control, habitaciones con obstáculos, celdas… y la sala mortal (glub).
Me sorprendió ver 6 miniaturas de plástico que representan a los 6 personajes. Es todo un detalle. También hay 6 hojas de personaje para cada uno de ellos, aunque todos son iguales y sólo cambia el dibujo del jugador.
Tenemos 4 fichas de acción por personaje. Debemos pensar qué acción o acciones debemos hacer y dejarlas en secreto en uno de los dos espacios destinados para ello en la hoja de personaje durante la fase de programación, después descubriremos la acción y ejecutaremos en la fase de acción. Las acciones pueden ser mirar, mover, control y empujar.
El juego puede durar entre 8 y 10 turnos, según el modo al que deseamos jugar. Cada modo tiene su misión, algunos colaborativos y otros competitivos. También hay un modo en solitario que se agradece si no tienes nada que hacer en una isla desierta.