Ocurre cuando sentimos que nos estamos enamorando, cuando algo nos pone nerviosos o cuando una situación nos aturde y tal vez empieza a excitarnos. El rubor es un mecanismo que funciona contra nuestra voluntad para delatarnos y decirle al mundo lo que estamos sintiendo. Este tomo colectivo compuesto por trece relatos se vertebra en un color rojizo (o distintas tonalidades de rosa, como se prefiera), resultando de todo ello una relación directa con el mecanismo fisiológico al que hace mención su título.
El sensual contenido de estas páginas está descrito por un grupo importante de autores, los cuales aportan su particular granito de arena (donde encontramos una cierta irregularidad, tal y como mandan los cánones de cualquier antología que se precie) provocando en el lector sensaciones encontradas que les subirán a más de uno su temperatura corporal hasta cotas insospechadas. Así que si no tenías el sumo placer de conocer este cómic siéntate cómodamente y deja que te lo presentemos porque seguro que te va a sorprender…
Está claro que el género erótico siempre ha estado ahí (con desiguales resultados; no hay más que comparar por ejemplo las historias clásicas de El Víbora con el erotic-soft de 50 Sombras de Grey), pero parece ser que está viviendo una nueva vida, y creedme que con el trabajo que encontraréis en estas páginas, este género está más vivo que nunca.
Una vez finalizada su lectura, uno se percata enseguida de la gran variedad estilística y enfoques de unos autores que se nota se lo han pasado bomba entregando sus historias a Jordi Pastor, el artífice de esta antología.
En definitiva: Rubor devuelve al medio esa chispa picante que ya se echaba de menos en este medio y que bien merece una atenta lectura, bien sea para descubrir a nuevos autores o simplemente para darnos un gusto en el cuerpo, que para eso somos onanistas de nacimiento.
Por Francisco José Arcos Serrano